sábado, 28 de julio de 2012

El silencio es oro

Este deporte no tiene remedio. Antes de lo que propagandistas que trabajan como periodistas empiecen a publicar sus crónicas de los lamentables sucesos vividos esta tarde en Londres, recuerden esto: este deporte no tiene remedio.

Veníamos de un Tour en el que, de nuevo, un equipo en su conjunto había andado una o dos velocidades por encima de los rivales, hasta el punto de ganar las tres últimas etapas, ir en fugas, colocar a dos hombres como primero y segundo de la general, y ahí estaban los propagandistas hablando del nuevo ciclismo limpio, de rodamientos de cerámica y trajes sin cremallera como explicación al fenómeno.

No tienen remedio, pero no me preocupa. El problema es el ciclismo, que en el mayor escaparate mundial del deporte, y en el día en que tiene un protagonismo casi exclusivo -fin de semana, primer día de competición- ha vuelto a lanzar un mensaje inequívoco: este deporte no tiene remedio.

El olimpismo ya había amenazado que el ciclismo corría el riesgo de ser excluido del programa olímpico tras las fuertes sospechas del dopaje de Ullrich en Sidney 2000, el positivo de Hamilton en Atenas 2004 o el positivazo por CERA de Rebellín en Pekín 2008, donde fue plata. Ahora el ciclismo envía al olimpismo un nuevo campeón: Vinokourov, 39 años, y un pasado de dopaje como pocos otros corredores del pelotón.

Como ven, el kazajo aúna en un sólo hombre rasgos muy envidiables para la salud de este deporte: joven y con una hoja de servicios inmaculada. Ha ganado de la misma forma en que ganaba cuando atendía a partes iguales a Eufemiano Fuentes y a Michelle Ferrari: atacando de lejos, sin flaquear nunca, mientras los demás se van disolviendo, quizás porque no son de la misma raza kazaja con la que lo vendían dos famosos propagandistas.

La carrera estaba diseñada para un triunfo de Cavendish, y así lo veían todos. Sin embargo, la prueba en ruta de los JJ.OO no ha acabado nunca en sprint masivo, porque hay muchos intereses en juego y pocos hombres para controlar. El Sky-selección británica ha controlado en cierta medida durante todas las subidas al circuito de Boxhill, pero después ha caído en una emboscada necesaria.

A 40 km. de meta y ya encarando de nuevo hacia Londres, ha habido un ataque con nada menos que treinta corredores, donde Suiza colocó a cuatro de sus cinco hombres, y España a tres. Los suizos, con un impresionante Schär y un increíble Albasini, han puesto la fuga con velocidad de cohete, ayudados por un incombustible Castroviejo, un chaval vasco que ya iba en la fuga del día y que parecía diminuto entre las dos montañas suizas.

A la hora de tirar no, porque menudo carrerón que ha hecho Jonathan Castroviejo. Cuando los suizos ya había desaparecido, en parte porque se quemaron y en parte porque Cancellara tomó una curva como un principiante y se fue al suelo, Castroviejo seguía tirando, llevando la fuga -también hubo impulsos de Gesink, Leipheimer y Fuglsang- a un límite en el que empezaron a reventar los perseguidores.

Ahí se vio quedarse a Froome, y también a Wiggins, y también a Eisel, que hoy no corría por Austria y si por la casa comercial que le paga. Tiraba Alemania, y también un poco Australia, pero al paso por Putney Bridge estaba claro que la carrera ya estaba en la fuga, con 51" de ventaja sostenidos desde hace tiempo y con sólo 10 km. para meta.

Fulham Road, Stanford Bridge y entrada a King´s Road, la arteria central que atraviesa Chelsea. No se el lugar exacto en que atacaron, cada uno por su lado, Vinokourov y Urán, pero cuando pasaban por Sloane Square y Harrod´s ya estaba claro que iban a ganar: nadie, absolutamente nadie, tiró en el pelotón del resto de fugados.

Eso incluye a los dos murcianos presentes, el malhadado Valverde y el cazador de etapas, pero nunca de grandes victorias, SMS Sánchez. Castroviejo se desgañitó y dio un lección de ciclismo, entrega y pundonor para que el duo murciano hiciese lo de siempre: ir a cola, echar la culpa al empedrado y ni siquiera meterse en el sprint. Mucho vasco para tan poco murciano. Mucho vasco para tan poco seleccionador. De Rojas mejor no hablamos, ¿vale?

Con la cámara fija de meta enfocando a la extraña pareja kazaja-colombiana, a la sombra de Buckingham Palace y tras pasar el arco de Wellington, Urán, que sólo tiene dos victorias de profesional en siete años, miró hacía atrás y Vinokourov se fue como un fiera hacia meta. Campeón en solitario, sin ni siquiera sprintar. Simplemente dar pedaladas como martillazos, su estrategia de siempre.

En el sprint de los fugados Kristoff se llevó el bronce, Phinney cuarto -disputará al menos igual número de JJ.OO-, Lagutin quinto y O´Grady, que es quinto de Vinokourov en edad y prácticas y disputa sus sextos JJ.OO,  sexto. SMS Sánchez, por si les interesa, fue 14º, pura inercia. Un propagandista muy famoso titulará Kazajastán-Colombia-Noruega, de tan preocupado que está por el nuevo ciclismo cuando el viejo nunca se ha ido.

Vinokourov ya fue plata en Sidney 2000, en el famoso copo del Telekom. Era la primera vez que su país obtenía una medalla olímpica, y ahí empezó el mito Vinokourov, al menos para los centroasiáticos. Más famoso que los Beatles, es capaz de movilizar recursos propios de un Ministerio para construir un equipo a su medida sólo un mes después de desmoronarse el Liberty por la Operación Puerto -donde todos los papeles de 2006 que le incriminaban desaparecieron-, así como de movilizar recursos de esa misma naturaleza para comprar nada menos que una Lieja-Bastogne-Lieja.

¿Naturaleza? Nada en Vinokourov es natural. Con una postura encima de la bici indecente, era capaz de ganar cronos, porque usaba sangre que no era suya. Sería la famosa raza kazaja. Al donante jamás se le ha vuelto a ver en posiciones de cabeza, quizás porque no tiene la misma facilidad económica de su líder, que lo volvió a acoger en el equipo tras la cuarentena de rigor.

Según los propagandistas, Vinokourov pagó sus pecados de dopaje -de los que nunca confesó, como Valverde y Contador- y ahora tiene todo el derecho a competir. Ya, igual que yo tengo todo el derecho a pedir sanciones de por vida para dopados, porque esto no tiene remedio y este deporte se va por el garete en cuanto a credibilidad. Un dopado que compra carreras gana el oro olímpico con 39 años. Vende esto como deporte: a televisiones, a patrocinadores que no sean dictaduras petroleras centroasiáticas, al simple aficionado de pie de calle. Esto no tiene remedio.

Curiosamente, los JJ.OO tenían una norma que impedía a un sancionado por dopaje competir en las Olimpiadas inmediatamente posteriores a cumplir su positivo. Y el comité olímpico británico, que organiza estos JJ.OO, tenía una norma aún más restrictiva que impedía representar al país a cualquier dopado.

Como David Millar se vende muy bien, la norma se recurrió al TAS -la suya y la general, la conocida como Osaka- y se anuló, así pueden estar en los JJ.OO tanto el famoso ciclista de la jeringa dentro de un libro, como Valverde, como Vinokourov. Dicho y hecho: una norma que era un avance en el deporte se conculca y ¿cómo se paga? Llega un conocido ladrón y se lleva todo el oro. Este deporte no tiene remedio. No lo tiene.

Vinokourov pudo volver a competir sin que nadie le exigiese confesión de quien le dopaba, donde conseguía la droga, cómo había que hacerlo, quien instruyó en el dopaje sanguíneo, qué sabe de ciclismo. Vinokourov calló, como ha callado Valverde y Contador, y ha vuelto. Vinokourov calló, porque una vez más en este deporte el silencio es oro, y lo seguirá siendo mientras no se alce la voz y se piden sanciones de por vida ya. Que no vuelve a suceder algo como lo de esta tarde. Que el ciclismo no sea el hazmereir de todos los deportes.

viernes, 27 de julio de 2012

Toda la carrera para Cavendish

Saludando a una seguidora
Mañana, abriendo el calendario olímpico, se disputa la prueba de ruta en ciclismo, con un circuito que unos califican de fácil y otros de difícil. Yo creo que es muy fácil, y la dificultad de la carrera vendrá de controlar la misma.

Después de varias subidas a un circuito en el condado de Surrey, los ciclistas regresarán a Londres por un recorrido muy llano y facilito, incluso sin curvas. El máximo favorito, y lo es desde hace años, es Mark Cavendish.

El que va camino de ser el mejor sprinter de la historia irá acompañado de una selección con el vigente campeón del Tour (Wiggins), Millar, el segundo del Tour (Froome) y Stannard. No es una selección de ensueño como la irrepetible de España en Pekín 2008, pero es la que mejor en forma está.

Con un supersprinter como Cavendish en liza, todos tendrán que intentar reventar la carrera antes del previsible sprint, pero no es nada fácil. A ver si por lo menos vemos una gran prueba ciclista, como viene siendo la prueba desde que los profesionales pudieron competir en Atlanta 1996. De hecho, la carrera de Pekín fue emocionantísima y vibrante.

El resto de selecciones tienen aspirantes en un segundo escalón al de Cavendish, por lo que su obligación es hacer una carrera durísima a mitad de los 250 km. de la misma, cuando se hacen las subidas a Boxhill. Esto significa quitar de delante, o no ir cómodamente a rueda, del previsible ritmo cómodo-rápido que marcarán Wiggins y Froome.

Para esto hay corredores de sobra, o eso parece: de la última subida a meta hay 30 km., distancia suficiente para que trotones como Nibali, Cancellara o SMS Sánchez puedan coger diferencia y montar algo de peligro. Sin embargo, cualquiera que haya visto el reciente Tour, sabe perfectamente que Wiggins o Froome pueden anular cualquier escapada, por muy prestigiosa que sea.

Si el resto de selecciones quieren evitar el cantado sprint victorioso de Cavendish, deberán hacer de cada una de las nueve subidas a Boxhill un infierno. Por decirlo en manera ciclista: subir igual que Boonen sube año tras año el Taainenberg. Como si fuese la última subida. Alguien como Cavendish no debería aguantar eso, pero ya sabe que el Sky es mágico, y que correr en casa da alas...

Según SMS Sánchez, el grupo de fugados debería recorrer esos 30 km. con al menos 2´ de ventaja. Demasiado, y creo que en el cálculo del murciano se incluyen apoyos a los británicos por parte de selecciones que, contando con sprinters de entidad, piensan que pueden disputar el oro a Cavendish. Hablo de Alemania y Greipel, por ejemplo. O Australia con Goss.

España acude con la peor selección de siempre, con dos únicos ganadores: Valverde y SMS Sánchez. El primero no está muy motivado, el segundo está muy vigilado. Ventoso, Castroviejo y Rojas apenas pueden soñar con hacer una buena carrera. Además, el seleccionador De Santos ha dado repetidas muestras en los últimos años de no saber dirigir a la selección en carrera.

Abundan los ciclistas que deberían evitar el sprint masivo, como Boonen, Gilbert o Van Avermaet, por no hablar de Sagan, el Cancellara que todos invocan, Gerrans -ojo con este-, Breschel o Chavanel. Sin embargo, todo apunta a que se vivirá la edición más aburrida de los JJ.OO, casi tan aburrida como el Mundial del año pasado. Ojalá me equivoque.
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Urraburu, un especialista, coge de aquí y de allá, pero especialmente del departamento de medios del Sky, para pintar este retrato dickensiano de Wiggins.Para el que no conozca Londres, como es el caso de este bardo vasco, podría parecer que Killburn es una especie de Bronx en los setenta, cuando nada más lejos de la realidad: está en la zona 2 -eso en Londres es centro-, tiene su High Street un poco decadente y llena de franquicias y negocios cerrados -como tantas zonas de Reino Unido- y un bonito cine art-decó que domina toda la parte central del barrio, ahora utilizado por una iglesia protestante como lugar de celebraciones. No se diferencia en nada de ninguna otra parte.
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Antonio Alix, que descubrió la penicilina y ahora está en pos de solucionar el cambio climático, vuelve a perpetrar una de sus columnas gallegas: por el continente y el contenido. Atención a los giros lingüísticos típicamente gallegos ("quiero creer que el uso de sustancias prohibidas disminuye"), que constituyen todo el relato y su fundamento.

"Las cosas del «creer» no suelen tener fundamento; son intuiciones, suposiciones o iluminaciones": lo que en otra persona sería una contradicción, en Alix es prueba de su altura de miras, que llega a las "iluminaciones". Porque quiere creer. Y cree.

"Llámenme iluso, pero es que me gusta tanto este deporte con el que me gano la vida hablando y escribiendo (y que practico todo lo que puedo) que me resisto a creer que las carreras se siguen ganando por la sabiduría -maliciosa- de los médicos más que por la estrategia de los directores y la capacidad natural -con el entrenamiento adecuado y las ayudas médicas permitidas y necesarias- de los ciclistas"

No hombre, si lo más fácil sería llamarte iluso...
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Al parecer, Flecha está en negociaciones con el Vacansoleil. Parece que los holandeses no han aprendido suficiente del fichaje de Devolder.
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En casa de herrero, cuchillo de palo. Y Telepizza.
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Una bici para la gente que no anda en bici.
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La final de la Davis en Sevilla, nuestro jugador número doce, dejó un millón de euros de pérdidas netas. Se gastaron 3´7 millones de euros y se ingresaron 2´8 millones. Un negocio ruinoso, que se salva -como siempre en estos casos- por la fabulosa inyección (en porcentaje total) de dinero público. Este país no tiene remedio.

lunes, 23 de julio de 2012

Con el futuro del pasado

Por ahí va el futuro del ciclismo
Las tres últimas etapas del Tour fueron para el mismo equipo que cuenta entre sus filas con el primero y el segundo de la general. Podían haber sido cuatro etapas seguidas, pero como los dos mejores corredores de la carrera se pusieron a interpretar su particular Pimpinela el jueves en los Pirineos, Valverde pudo ganar su etapita.

En total se han llevado seis etapas. No se recuerda un dominio así desde que irrumpió la EPO en el pelotón, la sustancia que alteró este deporte hasta la médula. Lo más curioso es que el equipo autor de este dominio se vende como limpio, e incluso como el futuro del ciclismo.

Si el futuro del ciclismo es colocar a jefe de filas y gregario como primero y segundo de la general tras dos semanas, ganar seis etapas y tener a alguien como Boasson Hagen tirando 150 km. en etapas de montaña, meterse en sprints e ir escapado el antepenúltimo día, mal vamos.

Pero bueno, a nadie parece importarle mucho ese "mal vamos" que se ha convertido en la coda necesaria para este deporte. Wiggins, el ganador de este Tour, es muy bien recibido por todos porque abre el mercado inglés -de hecho, se diseñó el recorrido a su beneficio-, tiene varias historias que enganchan con el periodismo (incluyendo un padre pistard que ocultaba las anfetas de los setenta en sus pañales) y hasta le llaman Le Gentleman, a pesar de decir canalladas sobre los que no nos creemos su éxito.

Porque no es sólo el Tour: al conquistar la carrera francesa Wiggins logra una temporada sin comparación posible, al haber ganado desde enero París-Niza (1 etapa), Tour de Romandía (2 etapas), Dauphiné Libere (1 etapa) y Tour (2 etapas), más el muy probable oro olímpico en CRI dentro de diez días, una temporada a la altura de las más brillantes de la historia del ciclismo. Ha ganando prácticamente todo en lo que ha salido a competir, con excepción del preparatorio en Algarve y la Volta, donde abandonó por el mal tiempo.

Los necesarios propagandistas de este deporte sin remedio saludan al nuevo campeón, uno que era incapaz de subir una montaña siquiera en el tercer grupo de favoritos hasta 2009, donde sorprendentemente acabó 4º en el Tour. Por entonces, la razón era que había perdido 8 kg. Ahora es que entrena mucho, como si el resto de corredores no lo hiciese. O que las bicis tienen rodamientos de cerámica. Todo vale, ya lo saben.

Su segundo de a bordo ha quedado a 3´21", pero con casi 3´ sobre el tercero. Se han movido en otra galaxia. También aquí todo perfectamente normal para los entendidos del ciclismo, que hoy llenan sus crónicas de elogios y, por poner una pincelada de color en el discurso esperanzador, que quizás la carrera ha sido un poco aburrida.

¿Ganando un mismo equipo con seis minutos de diferencia sobre el primero de los extraños, que jamás recortó tiempo? Es algo más que aburrido: es apisonador. Froome, el segundo, también lo fue en la Vuelta a España de 2011, cuando nadie contaba con el. De repente, en un giro que no hemos visto, salió después de varios años un competidor excepcional. Salió de la chistera. Por lo de chiste.

Nibali, el tercero, hizo lo que pudo: alguna de sus mejores cronos, en La Planche des Belles Filles una de sus mejores subidas, y ataques sin mucho futuro. No abundan los italianos en el podio del Tour: en los últimos 22 años sólo cuatro nombres (Bugno, Chiappucci, Pantani, Basso), y anteriormente estuvieron 20 sin subir a ningún hombre.

Lo del siciliano es digno de encomio: ha conseguido subir al podio de las tres grandes con 27 años (e incluso ganar la Vuelta con 25) y utilizando armas clásicas, o no demasiado exageradas. Sin embargo, es una excepción en su país, que en los 4 últimos Tour ha ganado dos etapas (Petacchi, en 2010) y que ha tenido una presencia residual en carrera, ni siquiera en las fugas.

Cuarto Van den Broeck a 10´15", una distancia insalvable. Es la mejor posición de un belga en el Tour en tres décadas, que se une al podio de De Gendt en el reciente Giro, con similares registros históricos. Atacó varias veces, pero es un corredor que sólo aparece para el Tour y el Tour, con el nivel médico-deportivo registrado este año, queda muy lejos.

Quinto Van Garderen, un extraordinario resultado difícilmente pronosticable en la salida de Lieja. Al americano se le ha subido un poco a la cabeza y ha dicho que ganará la carrera en un futuro no muy lejano. Ese tipo de declaraciones suelen ir en contra de quien las pronuncia, y abundan los ejemplos en la historia del ciclismo. Muy fuerte en montaña, pero aún más en contrarreloj, gana el maillot de mejor joven y coge el entorchado del ciclismo yanki para las grandes vueltas.

Sexto Zubeldia, el corredor de 35 años y tres-cuatro victorias de profesional, que cuando quedó segundo en el Dauphine del año ¡2000! se anunciaba como el nuevo Indurain. Su principal valor es la resistencia, característica que ya se conocía, a la que ha añadido un certificado médico por una arritmia sobrevenida este mismo año, conocida hace dos días. Ha hecho las mejores cronos de su vida en el Tour de este año.

Su equipo se lleva la clasificación por equipos por apenas 6 minutos sobre el Sky, pero jamás han corrido como un equipo, simplemente como una suma de individualidades, donde quien más ha destacado ha sido F. Schleck con su sonoro positivo. Cayó Schleck y Zubeldia el resistente empezó a flaquear en todos los puertos, igual que cuando cayó Di Gregorio del Cofidis, su compañero Taaramae -impresionante en Les Belles Filles-, también con problemas de salud poco antes del Tour, desapareció. ¡Qué tendrán los equipos!

El caso de Evans podría ayudar: el defensor del título en el Tour se disolvió en la parte final de la carrera, cayendo a un deshonroso 7º puesto. Si bien hay defensores del título mucho peores (los dos españoles: Induráin en 1996 11º, Sastre en 2009 17º), sorprende ese despeñamiento de Evans por cómo se ha producido ("dolores estomacales") y por el ascenso de su gregario Van Garderen, que ni lo esperaba en situaciones de pinchazo.

De rueda, claro. Vale que el australiano tiene 35 años, pero se había presentado al Tour sin mucha competición y batallando mucho en la dos primeras semanas. Le habrá afectado el mismo mal que a Hushvod -temporada en blanco, tras un 2011 prodigioso- o Gilbert, que lleva un año sin ganar y es una sombra del corredor que fue. ¡Qué tendrán los equipos!

Rolland, octavo, también puede hablar mucho de su Europcar, ganador de tres etapas, una suya, tras una cabalgada por los Alpes donde en el último puerto, en vez de flaquear, iba aún más rápido. Su equipo también padeció importantes problemas de salud colectivos antes de la carrera. Dicen que el futuro del ciclismo (otra vez) pasa por él, pero en este Tour también ha emergido el corredor del Franco-Condado Thibaut Pinot.

El más joven del Tour termina décimo, gana la etapa de Porrentruy, y brilla tanto en Alpes como en Pirineos, atacando y llegando con buen sprint a la meta. 22 años. ¿Saben qué? No iba a correr el Tour fue llamado a última hora. Lo pondré de nuevo: no iba a correr el Tour y fue llamado a última hora. Y ha hecho este Tour que ha hecho. No se ustedes, pero creo que hay un patrón que se repite.

Sagan gana el maillot verde en su primer Tour, también con 22 años, más tres etapas, tres segundos puestos y un dominio de la bicicleta y de las situaciones portentoso. De hecho, se puede decir que la mejor etapa del Tour es la que ganó en Seraing, la primera. Sólo otro corredor más joven que Sagan había ganado el maillot verde en su primera participación, nada menos que Walter Planckaert en los sesenta. Por último, la montaña fue para Voeckler, que dice que no se había marcado ese objetivo en la salida. 


Ha sido un Tour muy malo, con etapas muy buenas pero que no eran las decisivas, y lo ha sido en gran medida por el extraordinario dominio del conocido como UkPostal, en homenaje al UsPostal, al que ha mejorado en todos sus registros de arrogancia, si eso era posible. El futuro del ciclismo, dicen. Pues se parece bastante al pasado, el más reciente. 
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Con tanto baile de nombres hacia el Astana (se habla de los Schleck, Nibali, Froome), Kreuziger ha decidido acabar sus dos decepcionantes años con los centroasiáticos y ficha por el Saxo Bank.
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"A Madrid no le salen las cuentas olímpicas"  es el titular de una noticia que se ha hecho mucho de esperar en el periódico, porque los mimbres para titular así existen desde hace años. Celebremos pues la entrada en cordura de un medio de información todavía influyente que se deja muchas veces seducir por la pompa y el boato de los macroeventos deportivos, trascurando su necesaria función crítica sobre los mismos.

viernes, 20 de julio de 2012

Valverde en solitario

¿Vienes o qué? 
Si la etapa reina de los Pirineos decepcionó hasta el aburrimiento, sólo los más crédulos del lugar esperaban que el final en el inédito Peyragudes pudiese traer algo nuevo a una carrera que ya quedó definida en el también inédito La Planche des Belles Filles.

Una vez más en este Tour, la escapada del día llegó a meta. Esta edición de la carrera francesa va a acabar con los dos primeros de la general del mismo equipo, y los siete siguientes del top-ten sin ganar una etapa: es un buen índice de medición de la rivalidad que ha habido, porque significa que jamás han metido tiempo a los dos primeros.

El equipo Movistar se trabajó el triunfo, colando en la fuga a Rui Costa, Plaza y un Cobo que no se sabía si entraba o salía. También a Valverde, el predestinado para el triunfo. Subieron el Col de Mente a toda velocidad, y el murciano despegó en Bales tras ser fuertemente propulsado por su compañero portugués. El pelotón, impulsado por un Liquigas que sólo sabe tirar para absolutamente nada, jamás dejó que la escapada se fuese más allá de los 2´30".

Valverde estaba muy lejos de meta, pero sin embargo su pedaleo y su obcecación parecían ciertos, incluso más de lo que indicaba su exigua renta sobre un pelotón donde aguantaban todo tipo de corredores, incluyendo un Boasson Hagen que, no habiendo tenido que tirar gracias al trabajo del Liquigas, llegó a los últimos 10 km. de la etapa con los mejores. El único que flaqueó fue el pobre Zubeldia, ya renqueante en Mende, y al que nadie de su equipo ayudó: "es increíble, Klöden ha pasado al lado de mí y ni me ha mirado".

El corredor murciano subía bien el maravilloso Bales, sólo descubierto para el Tour en 2007, con su característico pedaleo de ir siempre levantado. Era muy raro verlo atacando en solitario y tan lejos y, como siempre pasa con este corredor, surgían inmediatamente las hipótesis de qué hubiese sido de su carrera de no haber estado siempre tan pésimamente gestionado y asesorado.

El Valverde que se vio ayer no tiene nada que ver con el que deslumbró a todos en su debut en el Tour de 2005 -el único que ganó un tú a tú a Armstrong en montaña-, el que rendía cuentas a un sprint que siempre salía favorable: ahora tiene que atacar de lejos, conservar una exigua ventaja y acabar dando las gracias. Y sin embargo, sigue siendo un buen corredor, pero muy lejos de sus rendimientos metahumanos. Quizás este sea el auténtico espesor del murciano, y le daba para ser de los mejores del mundo.

En el pelotón Van den Broeck acabó con la pantomima del Liquigas, pero no fue muy lejos. Le secundaron, dentro de sus posibilidades, Rolland y Pinot, ese corredor que enamora. A 3 km. para meta se quedaron solos en la persecución de Valverde Froome y Wiggins, y de ser por el nacido keniano, hubiesen alcanzado al murciano.

Sin embargo, volvieron a repetir la lamentable secuencia de "estoy más fuerte que tu y te humillo" que ya se vio en los Alpes, en el auténtico momento-Tour trasquilado. Y Froome lo hizo hasta en tres ocasiones, pidiendo a Wiggins que se acercase con la mano, en un gesto realmente incalificable. Iban a una velocidad muy superior a sus rivales, pero aún así Froome podía ir más rápido.

No fue una etapa de desgaste ni muy dura: las diferencias en meta así lo indican.  Sin embargo, la sensación de superioridad fue tal que parecía que sólo estaban en carrera los dos británicos. Froome siempre unos pasitos por delante, para recalcar su superioridad. Valverde ganó la etapa por pocos segundos, pero no era noticia: lo había vuelto a ser el espectáculo metadeportivo de la pareja del Sky.

El Tour acaba en tres días. En 1986, en la era pre-EPO y casi precientífica, Greg LeMond y Bernard Hinault subieron al podio como primero y segundo, cuando en la salida de carrera eran gregario y capitán. En 2012, en la supuesta era post-EPO y de ciencia blanca, van a acabar primero y segundo del Tour dos corredores del mismo equipo, capitán y gregario, por órdenes de equipo y jerarquía. No va a ganar el más fuerte de la carrera, va a ganar lo que hace que este deporte este donde este.
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C.A Sorensen, también presente en la fuga, no tuvo mejor idea que meter sus dedos entre la rueda para sacar un papel (¡un saludo a Zarrabeitia!) y acabó la etapa entre borbotones de sangre. 14º de la general, hoy no tomará la salida porque le han tenido que hacer un injerto de piel en un dedo.
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Descacharrante palmarés de Valverde publicado en El País: victorias que no existen -la etapa en el Tour 2007- éxitos destacados que no lo son tanto, éxitos omitidos....
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Así se las gastan los hermanos Izagirre: Gorka "Recuerdo una vez cuando estábamos en el caserío de Mutiloa que reñimos en el frontón, nos empezamos a pegar, él salió corriendo y cuando se alejaba agarré una piedra y se la tiré. Le di en la cabeza y le hice una brecha"

jueves, 19 de julio de 2012

Etapa Virenque para Voeckler

Usted: aficionado al ciclismo que se cita una tarde para ver una supuesta gran etapa de montaña. Usted: aficionado al ciclismo con ánimo proselitista que dice a sus amigos futboleros que habrá una gran etapa. Usted, que acaba la tarde con cara de tonto.

Si te reconoces en esta situación, y sabes que va a volver a suceder en el futuro, es que no tienes remedio. Creo que todos lo sabemos bien. Ayer hubo otra más de esas etapas.

Los organizadores quisieron hacer un carrusel Pirenaico entre Pau y Luchon, pasando por Aubisque, Tourmalet, Aspin y Peyresourde. De salida se formó una fuga con tre-in-ta-y-o-cho corredores, 38, treinta y ocho.

No recuerdo una fuga tan numerosa, y menos en una etapa de montaña, en todos los Tours que he visto, y son muchos. Al pelotón le pareció bien: al tran-tran de Eisel y después el infatigable Boasson Hagen, subieron el Tourmalet de una manera humillante para este deporte, especialmente si quiere competir en el cada vez más reñido mercado del "espectáculo deportivo".

Por delante, la fuga se fue desnatando al ritmo que marcaba un corredor que va "un puntito" por delante de los demás, el repugnante Voeckler. El pequeño francés ha logrado convertirse en un personaje de sí mismo -había gran materia prima- y, por tanto, querido y respetado por el público, especialmente el connacional. Así puede narrar su epopeya sin que nadie se pasme o se lleve las manos a la cabeza.

Al parecer, el corredor alsaciano estuvo muy malísimo, pero malo de verdad, justo antes del Tour, tanto que parecía que no iba a poder salir en la carrera que lidero el año pasado durante 11 días, y de la que sólo se bajó del podio por hacer el estúpido en el Galibier mientras Contador demostraba que los hay aún más estúpidos en el pelotón. A todo eso se llamó, en su momento, espectáculo.

Estuvo sin tocar la bici, si hay que hacer caso a su relato, 13 días. En la primera semana perdió tiempo y después, a lo suyo: a ganar etapas. Antes lo hacía con mezcla de picardía y determinación, ahora lo hace sencillamente porque va "un puntido por encima". Su equipo ayuda, claro, como siempre en estos casos: ayer el sprinter japonés Arashiro le lanzó para el Aubisque, pasando el nipón en tercer lugar por la cima pirenaica.

También recibió ayuda de Kern, uno que en Dauphiné (6º en 2011, sin ningún resultado previo anterior) tuvo que abandonar, porque el dolor de rodilla de Voeckler era extensivo a todo su equipo, otro más de hombrecillos verdes que se crecen en la alta montaña. Les dieron un toque repugnante por lo que tiene de "se lo que estais haciendo, pero no vamos permitir algo como lo de 2011, pero no temais, no vamos a hacer nada", y ya llevan tres etapas ganadas, dos de ellas de alta montaña.

Voeckler puso a tirar a Kern en el Tourmalet para aumentar la diferencia con el pelotón, que no le parecía suficiente, y como en el pelotón iban sesteando, ¡la escapada aumento la diferencia sobre el pelotón en 4´! ¡Subiendo el Tourmalet! A estas alturas, Voeckler ya tenía la etapa ganada, y encima la quería ganar a lo Virenque.

Se desembarazó de Brice Felliou cuando quiso, y se fue en solitario a ganar en Luchon tras haber pasado en cabeza los cuatro puertos pirenaicos. A lo Virenque, que estaba en meta para felicitarle. Según Voeckler, en un relato que gusta mucho en Francia de le petit, no iba con la intención de la cabalgada pirenaica, que afrontaba cada paso de puerto como si eso ya fuese el final de etapa.

Hicieron de monigotes C.A Sorensen -otro corredor gesticulante, ayer la etapa parecía que consistía en a ver quien hacía más cucamonas- y Vinokourov, con un espléndido Gorka Izagirre que fue a lo suyo, y al final acabó tercero porque al kazajo se le salió el pie del pedal en el peor momento. Segunda fuga en el Tour, segundo puesto de honor. Hay madera de corredor.

En el pelotón Basso aceleró un poquito, lo suficiente para que Evans "con problemas estomacales" se descolgase y perdiese cualquier opción de podio. Quitó algún Sky de cabeza del pelotón, y Nibali atacó subiendo el Peyresourde. Sólo le pudieron seguir la pareja de Wiggins y Froome. Otro ataquito, y juntos hasta meta con 1´ de ventaja sobre otros corredores que tenían grandes esperanzas en la carrera.

Para hoy la organización tiene una etapa con Bâles -donde le saltó la cadena a Andy Schleck- y final en la estación de esquí del Peyresourde. Considerando que Nibali tiene casi 3´ de ventaja sobre Van den Broeck en la lucha por el podio, a lo mejor hoy conseguimos ver una etapa aún más birriosa que la de ayer. Eso sí, de recomendar este deporte mejor me abstengo.
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Habla Madariaga (Euskaltel, Euskaltel). Considerando el titular, y el tamaño de cuello que se gasta el susodicho, no hay que preocuparse mucho de las angustias que le afligen.
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Última entrevista conocida a Frank Schleck antes de su positivo, al acabar la etapa de Toussuire: reconoce que está cansado por los 71 días de competición acumulados en sus piernas. En el día de descanso también charló con periodistas de Luxemburgo, diciendo que estaba "muy cansado", pero que podía mejorar...

miércoles, 18 de julio de 2012

Positivamente Frank Schleck

Todo indica que Frank Schleck no se esperaba un control antidopaje el pasado (y reciente) 14 de julio, cuando se disputaba la etapa de Cap D´Agde. No iba de los primeros de la general, no iba a hacer entre los primeros de la etapa, pero ese día la etapa acabó con anticipo, o paso algo -faltan detalles en el caso- que hizo que los estrictos tiempos en los que se mueve el dopaje contemporáneo se equivocasen, con consecuencias nefastas para sus intereses.

¿Quizás iban tras el? Sabemos que muchas veces es así: controles al azar entre corredores que después resulta que no son tan al azar. Y qué día, en el que la carrera viraba al sur, aún más gente en el público, localidades turísticas que facilitan el trasiego de mensajeros y su equipaje, en el margen de rigor antes de la montaña que marca el calendario de dopaje.

Frank Schleck ha dado positivo por Xipamide, un diurético, dentro de la categoría de sustancias enmascaradoras de otra sustancia aún más gorda: ayuda a eliminar los restos en el organismo. No es un medicamento cualquiera: en Europa sólo se comercializa en Alemania y Austria, y lo más interesante es que alcanza su pico a las 2 horas de la ingesta, no dejando traza alguna a las 8 horas.

No se a qué hora le hicieron el control al luxemburgués, pero el 14 de julio la etapa duró apenas 5 horas: todo apunta a que fue al acabar la etapa. Algo falló en el estricto horario que utilizan los deportistas profesionales para sus prácticas más oscuras, un pequeño fallo que hizo que la tasa de diuréticos fuese de 100 picogramos en vez de los 5 que se dan de margen, según las declaraciones del jefe de prensa de RadioShack.

El equipo de Frank Schleck ha dejado a su corredor tirado. En el brutal y marmoleo comunicado de prensa declinan cualquier responsabilidad, al indicar que la Xipamida no se encuentra entre su catálogo de medicamentos: conviene recordar que las autoridades francesas obligan a los equipos a declarar qué sustancias y en qué cantidad llevan en sus botiquines antes de empezar la carrera.

Xipamida es un medicamento ideado originalmente para la hipertensión de origen renal pero, como tantos otros medicamentos relacionados con el riñón y su mal funcionamiento (la EPO, por ejemplo), ha acabado teniendo un uso como dopante en deportes de resistencia.  Por su características, especialmente las farmacocinéticas explicadas antes, es perfecto para limpiar el organismo tras un chute de bolsa de sangre.

A Frank Schleck lo han pillado pero que muy bien. Salió en el Tour, su carrera favorita, tras haber disputado 2/3 partes del Giro a regañadientes, y abiertamente enfrentado con Bruyneel. De hecho, hace unos días evitó hablar a la prensa sobre si era uno de los corredores que había demandado al equipo por impago de salario. Y ahora sale esto, lo que se puede considerar el primer positivo de Bruyneel en sus largos años en el ciclismo.

El primero de Bruyneel y el primero de Pedro Celaya, el simpático doctor poco amigo de las cámaras que acaba de ser vetado para ejercer de por vida por la USADA, por su relación de largos años con Armstrong. Y con Bruyneel. Con Schleck no ha pasado de medio año, pero ahí aparece en la página web: oficialmente era su doctor, aunque ahora en el equipo digan que no sabían nada.

Frank Schleck pedirá el análisis de la muestra B, y en caso de confirmarse el positivo, alegará contaminación alimentaria, como el famoso carnívoro de Pinto. No hablará jamás, porque estamos hablando de uno de los mejores corredores del pelotón, uno de los escasos cuatro-cinco que puede poner una carrera patas arriba, pero por soñar no se pierde nada: ojalá hablase de la casa de putas que se intuye que es el RadioShack, del médico español que nunca puede faltar en estos casos, de Bruyneel y de su increíble salto de calidad entre 2004 y 2005, entre otras cosas.

"No lo hará, no. Nunca lo hacen" es la frase que siempre suelo repetir en estos casos. Ya se ve que Frank Schleck ha optado por la vía de la huida hacia delante. Estaba haciendo un buen Tour, a pesar de haber tomado la salida con nada menos que 55 días de competición, el segundo corredor más rodado de todo el pelotón: iba 12º de la general y con todos los Pirineos por delante. Quizás esto ayude a entender por qué ha dado positivo por un enmascarante de un chute sanguíneo: el cansancio se iba a hacer notar ya.

Para Frank Schlek, que tenía además la importante misión de hacer ganar al RadioShack la clasificación por equipos, era demasiado tentador la posibilidad de volver a hacer entre los diez primeros del Tour, un Tour con además dos cronos. No es un positivo casual o por accidente: igual que Contador, que fue a comer el filete contaminado justo antes de las etapas decisivas de un Tour que encabezaba por sólo 30". Eso sí, no falta quien da pábulo a las escasas opciones de credibilidad del luxemburgués, miendras ahonda en su descrédito personal y profesional.

El corredor ha abandonado el Tour de Francia por indicación de su equipo, a su vez indicado por el Tour de Francia. Todo muy limpio y aséptico, como todos los años en Pau. Todo iba siendo muy limpio y aséptico, como nos indican que nos tenemos que creer al Sky de Cavendish escalador; tanto, tanto, que el diurético para limpiar el organismo apenas ha dejado traza, pero la suficiente, como los famosos picogramos de clembuterol.
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Fedrigo gana otra etapa en el Tour, esta vez resolviendo una escapada muy favorable a sus intereses camino de Pau: es un gran especialista en este tipo de terreno pre-montañoso. El último que resistió al buen ojo del francés -las crónicas españolas de su triunfo están plagadas de referencias al gran tamaño de su nariz, por eso no pongo buen olfato- fue el repugnante Vande Velde, ese corredor que, si hablase en algún momento de su vida, podría contar más cosas del ciclismo que ningún otro: CSC-Liberty-UsPostal-Garmin. Viene del Giro, donde fue fundamental en el triunfo de Hesjedal, y casi gana una etapa del Tour.
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Curioso: aquí se dice que Hoogerland -muy anónimo este Tour, como todo su equipo Vacansoleil- dio positivo por testosterona con 18 años.
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De los hermanos Izagirre hablan maravillas en el País Vasco. De Jon, el más joven, ya vimos su calidad en su belllísima victoria en Falzes durante el pasado Giro -y su escapada en la Gante-Wevelgem-; de Gorka, que es un año más viejo, estamos viendo en este Tour un arrojo similar al de su hermano y una pizca de humor y sana camadería que gusta (mucho), y más en un ambiente como el ciclista, a veces demasiado transcendente.

Miren que vídeo. Qué canteo a Sagan. Una broma, no más, un indicio. Una broma entre uno de 22 años y otro de 24 años. Me gusta. Hacen falta más como los Izagirre y su actitud en la bici.
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Evans achaca los pinchazos a los españoles.  Que Van Garderen no le esperase también es culpa de alguien: todavía no lo ha dicho, pero seguro que Evans ya tiene una hipótesis.
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Valverde es una persona muy mal orientada a lo largo de su vida: he aquí una nueva muesca.
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A 12 días de los JJ.OO, S. Sánchez se sube por primera vez desde su caída a una bici.
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O pondría copas en un bar, como en la canción de Carlos Berlanga.
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En Copenhague plantean directamente hacer autopistas para bicicletas: no por la velocidad, pero sí por la anchura.  De miras.

lunes, 16 de julio de 2012

La cita anual de SMS Sánchez

Cambio de maillot a mitad de 2006
Que Luis León Sánchez gane una etapa en el Tour de Francia ya no es noticia, es algo que lleva haciendo desde hace cinco años y sólo ha faltado una vez a la cita (fue segundo). Ayer ganó en Foix de una manera espectacular y en solitario, dejando clavados a Gilbert -mejor corredor en 2011- y Sagan -acabará como mejor corredor de 2012 después de Wiggins-.

Precisamente el británico fue objeto de la frustación del popular SMS Sánchez, cuando el día anterior fue a neutralizarle en persona siendo líder de la carrera, y todo por ayudar a un compeñero. El murciano, un tipo tranquilo pero que cuando se calienta dice sus cositas -en 2010, cuando perdió la etapa y la posibilidad de dar un vuelco a la general, cargó contra sus directores: salió del equipo en unos meses-   dijo que el Sky "quiere ganarlo todo, y así no se puede".

Profundo conocedor de las normas internas que rigen el ciclismo, normas endogámicas de difícil acceso y que en gran medida se basan en la lealtad y sumisión más que en el mérito o el consenso, poco después se expresó por el canal en que se siente más cómodo (un SMS, claro) y dijo que -con bastante ironía- dado que el Sky es el líder de la carrera, puede hacer lo que le de la gana.

El líder eres tú, macho. Y también puedes hacer lo que te la gana, al menos en España. Líder porque con tu planta y tu rodar me robaste el corazón ciclista hace muchos años, cuando en 2005 tu Amado Líder te envió al norte y rodabas en solitario en los 3 días de la Panne -llegó a hacer podio- con la misma planta que ahora. Nunca se había visto un panzer así por el norte viniendo de España.

Como pertenecemos a la cultura ciclista que pertenecemos (¡ay!), lo orientaron hacia otras cosas, y con notable éxito. Lo hubiese obtenido en cualquier caso, pero siempre da la sensación de que ser un cazaetapas es demasiado poco para el potencial del murciano. Ahí está, a punto de cumplir los 30 años y sin mejora aparente en las cronos o en la montaña. De las clásicas mejor no hablamos, que es de Murcia.

En cuanto a hacer lo que te la gana, ya se vio ayer. Etapa de pre-macizo montañoso en la que SMS Sánchez  obtiene sus éxitos, fuga buena permitida por el pelotón, fuga que no tiene que ir rápido ni seleccionando porque el pelotón se toma el día de rebajas y va a 15´. Fuga en la que viaja tu pareja de hecho en el Tour -lo intentaste la primera semana a cola del pelotón con Tony Martin, pero no funcionó- Sandy Casar, como casi siempre. Fuga en la que viaja el corredor más rematador del pelotón y el que ha perdido el entorchado, un Gilbert que lleva casi un año sin ganar.

SMS Sánchez, bajado el segundo primera y bajo el cartel de salida de Foix -había que dar un circuito turístico no muy interesante a la población- atacó poderosamente mientras Sagan el puedelotodo estaba despistado comiendo algo rápido. Nadie quiso ni pudo salir tras el murciano, ni se organizó persecución: ¿para llevar en volandas a Sagan? ¿A Gilbert? Completaban la fuga Gorka Izagirre -hermano de Jon, no confundir- y el mencionado Casar, mucho más experto que el eslovaco y el belga, pero con peores piernas.

Con un planta cuadrada perfecta, con las muñecas caídas sobre la maneta de freno para inclinar la espalda aún más, el panzer murciano llegó a meta con 47" de ventaja sobre sus rivales, donde Sagan fue segundo. El eslovaco ha sentenciado este fin de semana la regularidad, al haber sido segundo en dos etapas consecutivas, y se adentra en la tercera semana del Tour sin ningún miedo y con alguna etapa marcada. Como ayer.

Un delincuente arrojó puntas de carpintero en la carretera entre el paso de los fugados y el pelotón -15 minutos, tuvo mucho tiempo para hacerlo-, que sufrió muchos pinchazos, incluyendo uno de Kiserlovski que tuvo que abandonar por la caída que le produjo encontrarse súbitamente su rueda pinchada en un descenso vertiginoso, el del Mur de Peguere.

El Sky paró aún más la carrera (Cavendish subió el anterior primera en cabeza, al trote)  hasta que entró Evans, el más importante de los pinchados -Van Garderen no le esperó-, pero Rolland se fue por delante azuzado por Bernardeau. Al final entraron todos juntos en meta a 18´, encabezados por Maté El Lince, ese corredor andaluz tan simpático y resalao que tiene encadilados a todos, y que no encontró mejor oportunidad de lucirse en carrera. Un lince, ya les digo.

Del vencedor se podría recordar su pantanosa trayectoria desde joven Liberty, incluyendo su debut en el Tour 2005 con "todo o nada como Igor", su exoneración de la Operación Puerto por su condición de joven con progresión, su padre Guardia Civil, su tráfico de SMS con médicos dopadores, que su mujer recibía paquetes con drogas en su trabajo y su condición de ser el corredor que con más días de competición está afrontando este Tour.

Haber empezado en Lieja con 58 días acumulados en la piernas no es óbice para que el mulo de Mula (la autoría es de Arribas) haya ido fugado este Tour como el más fresco, haya cumplido en su cita anual y todo estén contentos, desde el principal protagonista hasta el ciclismo español por lo que parece que será la única alegría del Tour, pasando por su equipo, un Rabobank cuyas últimas cuatro etapas en la carrera han venido por parte de españoles: Freire (2008), Gárate (2009) y las dos de SMS Sánchez.

Ante ese consenso en torno al murciano, ¿qué puedo decir yo? Pues nada: que me tiene robado el corazón, el muy ladrón.
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Por si alguien tiene preguntas para el héroe de ayer, las puede formular mañana. Ya saben qué tipo de preguntas.
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Pues Boonen se ha roto una costilla en Polonia y llegará justito a las Olimpiadas. Si llega. Malditas caídas y costillas, que van a dejar sin poder disputar el oro a los dos corredores de más alcurnia -por éxitos conseguidos- que hay en el pelotón, Freire y Boonen.
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Madrid tiene un proyecto olímpico para 2020 y una realidad de deporte en 2012.