domingo, 17 de marzo de 2013

"Ya no es la Milán-Sanremo"

Si les empiezo contando que ha sido una Milan-Sanremo donde el ganador final ha tenido tiempo de twittear a mitad de carrera una foto de sus piernas descansando, ya sabrán por donde van los tiros. Ha sido una edición de la clásica centenaria lamentable, donde su mayor símbolo de identidad se ha visto mutilado por capricho de los organizadores, que deberían haber anulado la carrera.

Se sabía desde mitad de la semana pasada que para el domingo iba a haber nieve y mal tiempo; aún así, el organizador, el mismo que por capricho cambio la carrera a domingo, se empeñó en que la carrera se disputase. Se salió de Milán ya nevando, y a medida que iban pasando los km. las condiciones fueron a peor.

El organizador, de nombre Michelle Aquarone, mandó detener el pelotón a la altura de Ovada y antes de subir el Turchino, impracticable. En vez de anular la carrera, los montó en los buses de equipo y los trasladó a la costa para que reemprendiesen la carrera dos horas después y con sólo 130 km. hasta la meta de Sanremo. La clásica más legendaria, mutilada en una vulgar carrera de dos sectores.

En el fratempo, los ciclistas se sacaron fotos de sus cascos congelados (y es verdad: hacía tanto frío que se había formado una capa de hielo sobre ellos) y, en el caso del ganador final, el espléndido tweet destinado a formar parte de la pequeña historia de este deporte, más o menos a la que pertenecía él mismo hasta esta tarde.

Algunos no quisieron seguir la farsa de Acquarone, que tenía tiempo para enviar tweets a aficionados -como a mí- mientras montaba la mayor chapuza de los últimos tiempos en el ciclismo, aunque el listón que había dejado su predecesor Zomegnan con el Crostis era muy alto. Significativamente, Tom Boonen: "todo lo que ha pasado es por culpa de la organización. Sabián que iba a nevar, tenían que haber tomado la decisión antes de salir a correr. Si se hubiese escuchado a los corredores la decisión habría sido otra, pero no se pregunta a los corredores, se atienden otros intereses".

Sí, los intereses a los que atendió Acquarone, un economista que conocía el ciclismo por el ho sentito dire, son el dinero, lo que mueve a los organizadores. ¿Quedarme yo sin carrera? ¿Yo, que he vendido la épica y que sacaba pecho por el muro del 27% en la Tirreno? Lo mejor van a ser los órganos de propaganda de RCS Sport, significativamente la Gazzetta, defendiendo la medida. De hecho, el propio Acquorene dijo que paró la carrera por "la salud de los corredores". Claro, por eso los dejó salir de Milán.

Y mientras esta auténtica calamidad del ciclismo, que por vender sus productos no duda en hacer vídeos de las azafatas del Giro como si fuesen profesionales de Las Vegas, o llevar el Giro a que salga de Irlanda, Bélgica o la Atlántida, hacía caja con una carrera que nunca se tuvo que haber disputado (ayer hacía buen tiempo, San Remo se venga de quienes les ofende) Boonen clavaba la carrera:

"Esto ya no es la Milán-Sanremo, la carrera no tiene ningún sentido"

Lo que sigue ahora es el relato de un subsector ciclista de 130 km., disputado bajo unas malas condiciones climatológicas innegables (frío y lluvia), pero no es la Milán-Sanremo: eso es una carrera de 293 km. seguidos y más de siete horas encima de la bici, no una burda imitación como la vivida hoy, con absoluto desprecio a la tradición y burla a los aficionados, que parecía que teníamos la culpa de pedir responsabilidades a alguien que, 24 horas antes, se pavoneaba de las condiciones climatológicas. Lo último que les preocupa es la salud y la seguridad de los corredores.

Había una fuga en marcha, compuesta por seis valientes que se fugaron saliendo de Milán, sin importarles el frío y la nieve: eran Bak, Rosa, Lastras, Montaguti, Belkov y Fortin. Llegaron a tener 11´ de ventaja, hasta que los rumores de neutralización espolearon al grupo y bajaron la diferencia a 7´10". Con esa renta volvieron a salir, dos horas después, desde una localidad anónima en Liguria. Quedaban 130 km. a meta de una carrera que no era la Sanremo, simplemente un Frankestein dotado de vida.

Con estos elementos, se abría el abanico de posibilidades para corredores que ni en sus mejores sueños podrían aspirar a una carrera como la que finalmente no se disputó, por mucho que la intenten vender como tal. Poca distancia, menos rivales: ahí el ciclismo si que es una lotería, incluso aunque mediase la tradicional feria de los monstruos que aporta el Sky al ciclismo contemporáneo.

Ni siquiera se subió la Manie, argumentando de nuevo la salud de los corredores, por su peligroso descenso: cuando Freire se cayó en 2011 porque estaba mojado, y llevando el dorsal número uno, nadie habló de eso. Tampoco esperó nadie. La fuga fue neutralizada a 30 km. de meta, a los pies de la Cipressa, que se subió en 10´50" y con una nota destacada: el Sky estaba con su trenecito, pero se cayó Thomas y después se descolgó B.Hagen. Seguramente padecieron el cambio de climatología entre Tenerifie y la gélida Liguria de hoy, quien sabe.

Entonces, ¿quien era el líder del Sky? No tardó mucho en hacerse notar. El gigantón Stannard, un corredor del montón hasta que ha probado la fórmula Sky, se unió a Chavanel y Vorganov en un movimiento típico del falsopiano de nueve km. que hay entre Cipressa y el Poggio. Subiendo la última colina de la prueba de 130 km, inclusó atacó dos veces. Con metro noventa.

Descolgaron a Vorganov y en el descenso se unieron, a cuatro km. de meta, un grupo formado por Sagan, Cancellara, Paolini y Ciolek. Pozzato, que vio el movimiento, no pudo seguir su ritmo. A tenor de las imagenes, tampoco alzarse del sillín. Seis corredores para ganar ese burdo remedo de Sanremo, con Stannard atacando y entrando destacado en el lungomare Italo Calvino, porque ya todo es una broma.

Un Sagan hiperactivo, que también intentó irse solo, lanzó el sprint con Ciolek a su rueda, que salió pronto y hizo un buen sprint que le valió la victoria por delante del eslovaco y de Cancellara, por tercer año consecutivo en el podio, por tercer año consecutivo derrotado tras haber llevado al vencedor final a la victoria.

Ciolek, que todavía tiene 27 años, parecía que tenía su carrera perdida. Campeón del mundo sub-23 en 2006, pasó a profesional en loor de multitudes en 2007, en el último año del T-Mobile. Ganó ocho carreras con 21 años y parecía el sucesor natural de Zabel. Cavendish le enseñó su techo de cristal al siguiente año en el Columbia, y se piró en 2009 al Millram, donde obtuvo su mejor victoria como profesional hasta esta tarde: una etapa de la Vuelta que empezó en Holanda.

Al año siguiente el equipo desapareció sin que apoyase mucho en manera de victorias para cambiar el destino, y los dos últimos años había estado de manera muy anónima en el Quick Step, como una especie de Steegmans duplicado: ni sprintaba, ni ganaba. Para este año había fichado por un nuevo equipo sudáfricano muy modesto, que obtuvo la invitación para Sanremo por....bueno, no se muy bien por qué. Por sacar dinero en Sudáfrica, supongo.

Ha ganado la carrera, algo que jamás hubiese podido lograr de haber sido la auténtica Sanremo. Cuando corría en equipos buenos jamás entró junto con los que se jugaban la victoria. Ni siquiera en el pelotón. Jamás hubiese ganado esta carrera, pero ha ganado y encima con un equipo debutante, al parecer la mejor garantía para obtener el triunfo.

En 2012 Gerrans hacía debutar con un triunfo al nuevo equipoOrica-GreenEdge; ahora Ciolek hace lo propio con el MTNQhubeka, al parecer una empresa sudáfricana que vende bicis de segunda mano en África. También un viejísimo Sean Kelly ganaba en 1992 la Sanremo para el Festina, por entonces un equipo de tercera fila español, invitado a correr por contar en sus filas con la vieja gloria irlandesa.

El organizador se habrá quedado contento con su capricho, no se si tanto como Ciolek, un corredor que ha rescatado su propia carrera personal, algo que no se puede decir de la centenaria Sanremo, maltratada y vejada por las tristes y equivocadas decisiones de los auténticos enemigos del ciclismo, aquellos que sólo buscan el dinero.
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Uno que desde que está en el Sky se siente más fuerte
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Extraordinario reportaje televisivo holandés sobre la Sanremo: sale Cavendish en plan intelectual -antológica su definición de la Sanremo como una ópera: "tiene una presentación, un desarrollo y un desenlace"-, Petrucci, la farola de Moletta, la capilla de la Cipressa y su párroco, Pozzato derrapando con su Ferrari en el Poggio y luciendo una gorra con su nombre...Este último es el mejor: como ya saben, se expresa francamente bien para ser un deportista y es muy divertido cuando habla de la primavera, el cambio hormonal...no se lo pierdan, especialmente los últimos minutos con el hombre del mejor balcón del mundo...hasta que cambiaron el final. Questo Zoccarato di sindaco...
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Ben Swift, el sprinter británico del Sky, dice que las carreras de un día "son una lotería". En fín, décadas escuchando esa cantinela en España y ahora desde los que están descubriendo el ciclismo ahora...
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El judoka al frente del COE, nacido en Orense en 1950 en unas condiciones socioeconómicas que todavía mantienen a esa provincia a la cola de España y Europa, fue educado en esa mentalidad del "todo suma", típica de la carencia de todo. Por eso dice, sin ningún tapujo, que el proyecto de casinos, vicio y prostitución asociada (sr. juez, lo he visto en las decenas de películas de Hollywood sobre el tema) que quieren implantar en Al Corcone es "un valor añadido importantísimo" a #Madrid2020.  Qué poco esconden el pelotazo que están buscando.

Por si no hubiesen sacado ya suficiente artillería, incluso recurren al miedo. Y a la altura moral. Yo creo que en la próximas elecciones le voto. A ciegas. Y a sabiendas. "Los parados no pueden cuestionar estos juegos": que se callen, que ya decidimos por ellos. Ojo a la galería fotográfica del último enlace. Ojo.