jueves, 17 de enero de 2013

Si esto es un hombre

Hail
En contra de lo esperado en esta época de filtraciones continuas, no había transcendido apenas nada de la entrevista de Lance Armstrong con la conocida presentadora -en EE.UU- Oprah Winfrey; si que se había puesto a llorar en algún momento de las tres horas de conversación, sí que había confesado su dopaje, pero en el fondo nada concreto sobre el tipo de preguntas y sobre cómo se había articulado el relato, del que se podía esperar a priori poca cosa por el formato y por la relación de amistad que une a periodista y entrevistado.

En los días previos entre la grabación de la entrevista y su difusión hoy mismo a las 03:00 hora española sí que habían pasado hechos muy significativos: las autoridades se han negado a aceptar el pago de 5 millones de dólares por parte de Armstrong para cerrar la acusación federal que pende sobre su destino (y de la que pueden encontrar toda la información aquí), el COI ha pedido que devuelva su medalla de bronce en los JJ.OO de Sidney y el Wall Street Journal ha publicado la exclusiva de largo recorrido: Weisel, el hombre detrás de la gestación del UsPostal, se encargó de las finanzas de Verbrugghen -director de la UCI y amigo de Armstrong durante su tiranía en el Tour- entre los años 2001 y 2004, un problema añadido a los que ya venía arrastrando por su especial relación con el texano.

Demasiados vasos comunicantes entre los órganos que gobiernan el ciclismo y el que sigue siendo su icono más representativo: intentemos evitar para el tópico de "para lo bueno y para lo malo". Es su icono más representativo para lo malo, porque desafortunadamente este deporte que nos gusta tanto sólo es capaz de generar noticias pésimas, y las que son buenas con el tiempo acaban siendo fatales.

La imagen que queda de Armstrong después de la primera parte de la entrevista con Oprah es la de un mentiroso y un cínico patológico. En contra de lo esperado, Oprah estuvo bastante bien -dentro de las limitaciones propias de alguien que no conoce el ciclismo- al someter a Armstrong a una batería de preguntas a responder con "si o no" al inicio de la entrevista.

Esa estrategia siega muy bien el campo para poder después profundizar, o para que el entrevistado incurra en contradiciones. Sin embargo, no ha sido lo suficientemente incisiva: Armstrong ha seguido negando que se hubiese dopado con su "coctel de EPO, transfusiones y testosterona" antes de su cáncer en 1996, al contrario de lo que había admitido al matrimonio Andreu mientras estaba postrado en la cama del Hospital Universitario de Indianápolis en esa fecha.

Ya ven de lo que sirve haber seguido otros casos de dopaje y posterior confesión: salvo la cada vez más encomiable confesión de Sinkewitz, todos intentan salvar una parte de su pasado más tierno, haciendo buena la frase del poeta sobre que la infancia y la juventud es nuestra única patria.  Considerando las tribulaciones de Armstrong, ni siquiera eso.

Si ni siquiera es capaz de admitir eso -hasta Hincapie en su declaración ante la USADA dice que la droga circulaba libremente por el pelotón y su equipo en esas fechas-, poco se puede esperar de la veracidad de lo demás. De hecho, Armstrong ha ido corroborando lo ya sabido, sin aportar nada más. Oprah preguntó a bocajarro por ese pasaje -una de las sugerencias de Kimmage-, y mintió descaradamente. ¿Por qué? Para no incurrir en perjurio, que podría acabar con Armstrong en la cárcel, a pesar de que todas las causas en pie contra el ya van por la vía civil.

La sombra de cómo acabó Marion Jones -a la cárcel por mentir ante el jurado- ha sobrevolado toda la entrevista, a pesar de que no haya sido citada explícitamente. Sobre Emma O´Reilly, la masajista del primer UsPostal cuyas declaraciones fueron la base del primer libro cuestionando a Armstrong en 2005 (L.A Confidential, de David Walsh), y a la que Amstrong llamó "puta mentirosa", el texano se ha limitado a decir que "tengo que pedirle perdón", como a otras personas de una lista que ha hecho para llamarles personalmente.

En ningún momento se ha mostrado arrepentido, porque lo anteriormente expuesto lo puede hacer el presidente de una comunidad de vecinos; no ha dicho ningún nombre nuevo, cumpliendo lo que había prometido; a pesar del buen hacer de Oprah, las preguntas -su sucesión ordenada- estaban pactadas, como resulta evidente a cualquiera que lo haya visto-; y, en general, el espectáculo sólo ha tenido el interés de ver a un hombre tan arrogante como era el Armstrong triunfante en un modo bien diferente.

Dice que el simplemente estaba al "level playing field", como dando a entender que no hacía trampas: que simplemente estaba poniéndose al nivel del entorno, algo que contrasta vivamente con la imagen que del informe USADA se desprende: quería estar siempre a la última en drogas, obsesionandose por si algún rival tenía algo nuevo y desconocido, a pesar de su insultante superioridad verano tras verano en el Tour. Eso es algo más que el "level playing field", por no entrar en el tema de que seguramente tenía una sustancia todavía por descubrir, como apunta Hamilton en su libro. 

Ha llegado a decir que no obligó a sus compañeros de equipo a drogarse para ayudarle -seguramente por las implicaciones legales de reconocer algo así-, lo que ofende al sentido común y a la jerarquía de este deporte, el mismo que cuenta con un "jefe de filas" y "gregarios" como términos consustanciales para evitar "patrón" y "esclavos". Full gas, Chechu, full gas

Sin embargo, lo más repugnante de todo lo abordado es cuando ha afirmado que dejó de doparse en 2005, con su retirada. Como recordarán, Armstrong se retiró del ciclismo ganando su último Tour: subió al podio de París, recogió el osito y la copa de porcelana de Sevres y, corriendo, corriendo, se montó en su jet privado para irse a Austin, Texas.

Según su versión, cuando volvió en 2009 no se dopó. Es sencillamente increíble, como ya quedó expuesto aquí en el momento de conocerse (que es cuando hay que hacerlo), porque es increíble que un corredor con 38´5 años, después de 3 años retirado, vuelva a competir y acabe tercero del Tour de Francia. O que haga pagos a Ferrari, como se ve en la documentación. Mientras se sigan admitiendo ese tipo de cosas como algo perfectamente factible, no se habrá avanzado nada en la lucha antidopaje.

Y así enlazo con el principio de la declaración de Armstrong: el texano salva el inicio y el final de su carrera. Se dopó, según una admisión preñada de "sies y noes", durante todos y cada uno de sus siete Tours victoriosos. Todos los indicios, pruebas y testimonios indican que también lo hizo antes y después, pero hay que seguir vendiendo la imagen de un deporte que se puede practicar a alto nivel sin doparse, de un deporte que tiene esperanza: por eso no ha dicho nada en contra de la UCI (salvo que le ayudaron en su positivo por cortisona en 1999, el mismo que relató O´Reilly), y es improbable que lo diga en la segunda parte de la entrevista.

Si Lance Armstrong fuese un hombre, hubiese aprovechado la ocasión para decir un relato completo y verídico de todo lo que sabe y ha experimentado, pero sigue siendo víctima de su personaje, el que el mismo se ha construido a base de todas las drogas conocidas (y seguramente alguna desconocida) y la indulgencia de un periodismo que lo adulaba mientras era evidente que iba con algo más que los demás no tenían. Si esto es un hombre que ha confesado, entonces no hay ningún futuro para el ciclismo. 
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Según esto, la AEA está a la espera de lo revelado en Oprah para actuar, actuar "trasladando información". El redactor de tamaña basura hasta pone la firma.
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El otro día en twitter Juan Gutiérrez (por el diario As/lo conocerás) me dijo "Tu heroica es hilar tuits ingeniosos, yo tengo heridas de las trincheras". Tal cual, y todo porque le reproché que anduviese por ahí buscando a los que defendían a Armstrong, cuando son sus amigos y colegas de profesión, como la gentuza que escribe en El Mundo o Marca. Sólo se mueven por intereses gremiales, y carecen de cualquier credibilidad. Para arrogársela, recurren a batallas de hace diez años y a medallas que crían moho.  También me dijo "Antes de que gente como tú se autoproclamara adalid de la lucha antidopaje, otros ya ejercíamos en tiempos mucho más difíciles", quizás refiriéndose a la dictadura de Franco, Enrique. O a que no había twitter, que facilita mucho su trabajo de oficina.

Por mi parte, jamás me he autoproclamado nada -de hecho, evito las etiquetas-, y menos de la lucha antidopaje. Ellos son los periodistas que han olvidado su oficio: ahora basta con pasar la tarde delante de la pantalla, y a rebotar noticias. Yo seguiré "hilando tuits ingeniosos". Y también posts, que creo que me quedan mejor, pero por el simple placer de escribir y compartir mi pasión por el ciclismo con una selecta minoría. Es lo que les fastidia de verdad. Lo escribí hace unos años y no me retracto en absoluto: ahí fuera no hay nadie. Nadie.
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Arribas dice que Armstrong está convencido de ser víctima de una injusticia, pero como no dice de donde saca eso, es el propio periodista el que traslada sus impresiones a la supuesta víctima. Toma ya: ahora Armstrong es víctima de una injusticia. En el artículo también cuela estas declaraciones, sin citar la fuente ("fuentes cercanas a él"): "Será lo que sea, pero no es ni un cobarde ni un mentiroso".

Pues no: es ambas cosas.
Sois ambas cosas.
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(Intimamente relacionado con los dos sueltos anteriores) En Alemania siguen buscando donde está Eufemiano, enviando a reporteros a la puerta de la supuesta clínica donde ejerce; sí, la misma clínica en la que los periodistas españoles nos dijeron que ejercía en 2007, 2008, 2008 y 2010, hasta que salió la Operación Galgo y se vio que Eufemiano nunca había abandonado el dopaje a deportistas. La noticia alemana es del 14 de enero, bien reciente, y a sólo dos semanas del inicio de la Operación Puerto.

Bueno, pues ninguno de los supuestos compañeros de ambulatorio de Eufemiano sabe donde está. Será por eso que los periodistas españoles, los de la tarde delante del monitor, tampoco lo saben. Después van sacando brillos a medallas de viejas batallas.
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Enric González ficha por El Mundo, y dice ufanamente que, hoy por hoy, "es lo más parecido a un periódico que se hace en España". Creo sinceramente que ha chiflado completamente, aunque mimbres ya tenía para trabajar en el periódico de la mentira impresa: aquí está su obituario sobre Jarque, donde dice que murió en una habitación de hotel, cuando murió en el centro de alto rendimiento italiano de Coverciano (Italia), ideado en los ochenta para el dopaje de Estado. Entre todos han convertido el periodismo en un oficio de rameras y lumis.
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Menuda pedazo marca del diablo que se ha hecho Tom Boonen...recuerda mucho -por el tamaño y por lo descarado- a la que se hizo Francesco Casagrande, ese referente.
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Alberto Contador no mejora ni en los comunicados de prensa de su equipo. Aquí dice que todavía no sabe si hará "Giro o clásicas".
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Van saliendo más datos sobre el dinero derrochado por el Ayuntamiento de Gijón para albergar una semifinal de Copa Davis. Lean con detenimiento la noticia y los gastos, hasta sus detalles más particulares, y después imagínense todo eso multiplicado por mil en unos JJ.OO. Y sí, la factura siempre sale a pagar: nunca hay beneficios.
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¡Vamos Rafa! ¡Vamos Rafa!
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Si has llegado hasta el final de este post, este artículo totalmente off-topic será de tu interés, especialmente su parte final.
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