miércoles, 5 de septiembre de 2012

Contador obtiene su recompensa

Mucho mejor que la celebración de la pistola y el tiro al aficionado
Supongo que el refranero español tendrá algo para explicar lo sucedido ayer entre Santander y Fuente De, todo Cantabria, algo así como "tanto va el cántaro", pero en la versión original el cántaro nunca ha sido sancionado por dopaje ni contenía más líquido que el que podía.

Quizás los continuos ataques de peseta de Contador a lo largo de la Vuelta propiciaron el estado de madurez necesario para lo de ayer, aunque en su momento sólo se tradujesen en mayor pérdida; quizás tuvo que mediar la tercera semana, el día después del descanso, una cierta confianza del líder o lo que fuese, pero la jugada de ayer le salió redonda.

 En todo caso, el ingrediente estaba claro: atacar, atacar y atacar; si no puedes con tu rival en su terreno -los finales de etapa con grandes porcentajes-, inténtalo de otra manera, pero atacando siempre; parece que Contador ha aprendido algo -y el hecho de estar a sólo 22" del liderato, claro- de la auténtica etapa mítica de Andy Schleck en el Galibier 2011: utilizar los llanos para poner peones, alianzas de carretera, la indecesión de los perseguidores y, lo más importante, atacar en el momento justo. Lo que venía siendo el ciclismo hasta la irrupción de los superequipos a principios de los noventa, donde los gregarios andaban mejor que los jefes de filas rivales.

¿Y cúal es el momento justo para atacar? Una respuesta ventajista sería decir que "cuando se acaba logrando el objetivo", pero es finalista porque se da a partir del resultado; sin embargo, vistos los casi 30 ataques infructuosos de Contador en esta Vuelta, habrá que concluir que el que ha salido bien, a muy poco de coronar el anónimo Collado de la Hoz de segunda categoría, también ha influido por el momento y la oportunidad, bien escogidos.

Quedaban 50 km. a meta y, como viene siendo habitual en esta Vuelta -por tercer año consecutivo la mejor grande con mucha diferencia- la etapa estaba lanzadísima y muy loca. El Katusha tenía la obligación de controlar, pero tuvieron un horrible momento de dejación cuando saltó Contador acompañado de otros corredores: a un ataque de un jefe de filas tiene que responder un jefe de filas. No se hizo en su momento y pasó lo que pasó.

Que J. Rodríguez, que tenía muy encarrilada la victoria final en la carrera (cifras de sprinter: 3 etapas, 2 segundos puestos, un tercero, ninguna crono por delante) perdió la mejor oportunidad de su vida de ganar una grande en el anónimo terreno que lleva hasta Fuente De, balcón de los Picos de Europa hacia Cantabria, a donde se llega por una carretera sinuosa, pero no dura. La carretera perfecta para el tipo de operación de guerrilla que hizo Contador.

Quedaban 50 km. para meta, decíamos, y Contador saltó como tantas otras veces en esta Vuelta, esta vez un poco más lejos, pero con un terreno no muy favorable. Como dijo J. Rodríguez en meta, "cuando lo teníamos a 20" le dije a Valverde que descolgase a los suyos [Quintana e Intxausti iban por delante] para echar abajo eso, pero ya ví que me contestaba así-así". Se confió mucho, porque no saltó en su momento: cuando atacó el jefe de filas.

Quemó a Losada en una persecución donde Contador, muy bien llevado por Paulinho -en Cantabria ganó una etapa de la Vuelta 2006- se fue al minuto de diferencia, líder virtual; el nerviosismo crecía y, al paso por la meta volante -6" de bonificación- de Potes, el carnívoro de Pinto se fue sólo por delante con Tiralongo, ciclista del Astana pero amiguísimo de Contador. Lo hicieron en la meta volante para que no fuese muy cantoso, aunque lo fue.

El siciliano de 36 años se exprimió a fondo para su líder de otro maillot, tanto que a mitad del repechillo que lleva a Fuente De, a unos 13 km. para meta, Contador voló solo. No hagan caso a quienes digan por ahí que fue un Disneylandis, o algo siquiera sospechoso: ni por las ayudas recibidas, ni por el terreno, ni por los rivales, ni por las diferencia obtenidas fue algo sobrehumano; no, todo fue perfectamente plausible, incluso en un ciclismo y un ciclista como Contador.

Totalmente entregado en pos del liderato, A.C realizó la crono que el recorrido no tenía; por detrás, Valverde atacó en las narices de J. Rodríguez en la misma cota en la que Contador se fue en solitario, dejando al corredor catalán con la triste estampa del líder persiguiendo en solitario seguido de una ristra de corredores que no le van a ayudar, incluyendo un Parches de calor que hizo un feo gesto al llegar a meta con el maillot rojo destronado.

Bueno, a lo mejor todos lo haríamos si trabajasemos gracias a un amigo y no a nuestros propios méritos, especialmente el día en que el amigo se vindica a sí mismo, y sólo a sí mismo. Como Valverde: ayer corrió muy bien. Tras su ataque, Quintana y sobre todo Intxausti se vaciaron en la persecución de Contador, por un lado; y en dejar atrás a J. Rodríguez, por otro. Todo se hacía con la misma acción: atacar.

Fue una persecución muy emocionante: un hombre solo como Contador, lejos de dar una exhibición, vio como su diferencia se recortaba y su triunfo de etapa sólo fue seguro en los últimos 400 metros, con un Valverde desbocado -y vindicado, qué magnífico corredor hubiese sido en lo suyo- que entró a sólo 6", mientras los ridículos comentaristas de RTVE hablaban de Nocentini como rival para la etapa, o algo así.

El murciano no se llevó la etapa, pero si el segundo puesto con un margen muy amplio sobre J. Rodríguez, que entró a casi 2´30" de los atacantes. Si Contador demostró un poco de madurez -después lloró, claro, había traído hasta a la madre a Cantabria, algo tenía pensado aunque lo negase- al no sacar la pistola en meta, más aún mostró J. Rodríguez, muy entero en su caída, igual que jamás fue arrogante en sus victorias, e incluso muy crítico consigo mismo en la llegada a Arrate: como tiene que ser en los tres casos.

Fue una gran jornada de ciclismo, escamoteada porque sólo disponemos de los últimos 28 km., merced a la pesima realización de TVE. No hay imágenes del momento del ataque de Contador en el Collado de la Hoz. "Hoy será [ha sido] un gran día que quedará en la memoria de los aficionados" Más bien en la evocación: verán como ya hoy se habla de etapa mítica -en mi opinión, lo fue mucho más la del Stelvio de este Giro-, histórico y demás epítetos. Para mí ha sido simplemente una etapa de ciclismo muy buena, y de ciclismo clásico: en todos sus elementos. Eso sí que me parece para recordar.
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Continuan las reacciones al libro de Hamilton que se publica mañana. Son reacciones preventivas, por lo que pueda decir. Ya salió hace poco lo de Riis ("no conozco a Eufemiano Fuentes", que tiene narices), aquí debajo tienen otra (que tiene cojones y falta de vergüenza) y Jaksche que vuelve a hablar, dado que estuvo en el CSC, aunque ya conocía a Eufemiano de su paso por la ONCE, donde Manolo Saiz hizo de Celestina. No aporta nada nuevo, pero es especialmente interesante lo que dice sobre los periodistas de ciclismo: que están comprados por los equipos, que les dan regalitos y viajes todo incluído para que vayan más suaves. Y vaya que lo hacen.
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Sastre niega conocer a Eufemiano Fuentes. Debutó en ONCE, donde estuvo tres años, y después estuvo con Riis y sirviendo a Hamilton y Basso, todos buenos conocedores del hemodruida canario. Por no hablar de su cuñado exitus. Por cierto, no se pierdan el detalle que ha tenido que ser un periódico danés el que se lo preguntase; los medios nacionales no lo han creído conveniente, igual que no preguntan a Noval, Heras, Beltrán o Rubiera sobre Armstrong, Del Moral, Pepe from Valencia o ese otro médico vasco con pinta de tener una enfermedad crónica, de tan buen médico que es.
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Me han dicho, pero no lo he podido comprobar por razones obvias, que Hamilton no cita a Álvaro Pino -su director en 2004 en el Phonak- en todo el libro. Si es así, ese libro vale bien poco, aunque el tam-tam anglosajón ya lo está vendiendo como El Definitivo. Como si lo fuese a haber alguna vez.
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En otro frente, pero con la misma causa, Vaughters reacciona a las acusaciones de Jaksche de que no lo ficharon en el Garmin, diciendo que ya tenían de dopados a Vande Velde -primera noticia-, Zabriskie -primera noticia, aunque era el compañero de piso de Landis en Girona- y Danielson -primera noticia, aunque su rendimiento laguna ya lo apuntaba-. Este Mortadelo estadounidense llamado Vaughters es capaz de desvestir un santo para vestir a otro: tras su reciente outing, hace lo mismo con tres pupilos. Seguro que no les ha consultado, porque en el caso de Vande Velde vivian muy bien del cuento.
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Johnny Weltz, el danés ex-ONCE, niega las acusaciones de Hamilton de haber sido la paloma mensajera del UsPostal. 
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El equipo Lotto presente en la Vuelta, afectado por una diarrea (tras el paso por Galicia y su cuidada gastronomía). Ya se han ido a casa tres. Eso sí, el escalador Bart De Clerq, un clásico del Giro y de acabar las generales entre los puestos 15º-25º, va a más cada día. Cosas del ciclismo: lo que a unos les sienta fatal, a otros les sienta fenomenal.
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Yo tampoco olvidaré nunca este artículo. Ni tus lágrimas con La Roja. En El Prado, en la misma sala que Las Meninas, hay un buen retrato de este tipo de español.