lunes, 10 de septiembre de 2012

Contador enseña la manita. Y la patita

No sabe restar
Terminó lo que la propaganda oficial está calificando de la mejor Vuelta de la historia; terminó, como era de esperar, con el quinto triunfo de Degenkolb, un debutante de 23 años que no ha tenido rival al sprint: creo que es suficientemente indicativo de la exageración de la primera afirmación.

Entre cuatro corredores (Valverde, J.Rodríguez, Degenkolb y Gilbert) han ganado 12 de las 21 etapas de la carrera, para que vean que grande ha sido la Vuelta; por no decir que los tres primeros de la general han acabado dentro del margen de los 2´de diferencia entre ellos, pero el 4º se ha ido a  más de 10´.

¿Gran Vuelta a España? Sin duda alguna, por tercer año consecutivo la mejor grande de la temporada en cuanto a emoción, disputa, momentos singulares e incertidumbre; ¿la mejor de la historia? Pues no: sin ser exhaustivo, creo que las ediciones de 1992, 1998, 1999, 2002, 2003 o gran parte de las últimas han sido igual de buenas que la de 2012.

Supongo que se dirá esa exageración sobre esta edición de la Vuelta a España porque ha acabado ganando Alberto Contador, muy querido por los medios de comunicación y por una parte muy importante de la afición, sensible ante el drama personal del corredor que no duda en utilizar a conveniencia (hermano inválido, cavernoma, vegetariano a la fuerza) e insensible ante todo lo demás, especialmente sus certificados médicos, su chulería y su increíble capacidad para mentir.

Ahí lo tiene retratado entrando en la meta de Madrid, levantando siete dedos, una tontería de moda que obligaron a hacer a Induráin con el quinto Tour -el uso viene del mundo del fútbol-, aunque el navarro nunca lo hizo compitiendo,  y que después Armstrong se encargó de remarcar, para gusto de los propagandistas antes llamados periodistas.

De esos usos vienen esos lodos: al parecer, Contador quiere indicar que tiene siete grandes vueltas en su haber, cuando para los registros del ciclismo tiene cinco; está a dos de que se pueda considerar objetivamente un grande la historia, y a tres Tours de equipararse con los grandes de la historia de este deporte centenario. Mucho ánimo en su intención, pero que no cuente lo que no tiene.

En meta parecía que su brillante asesor de comunicación, Jacinto Vidarte -es tan bueno que tiene un twitter, pero no lo usa- le reprochaba haber hecho el gesto, y Contador se mostraba fiero con el señor de gafas, ex redactor de Marca como mejor bagaje para gestionar la imagen de una estrella de su deporte. Así van las cosas: las suyas personales, y las del país.

Hago el gesto porque me sale de las narices (operadas), parece afirmar Contador. Yo en la foto veo la manita, pero nada más, salvo la arrogancia: una vez más, Contador se muestra como realmente es, y tras la manita asoma la patita, igual que en tantas ocasiones. Por supuesto, en el podio volvió a sacar la pistola y disparar al aficionado.

El público, muy escaso, no abucheó al ciclista por su feo gesto, cosa que si reservó para la alcaldesa por decreto de la ciudad, que tiene el cargo por su propia valía -especialmente en comunicación verbal- y no por ser la mujer de quien es. Como ven, el ciclismo es una metáfora más para explicar este país y por qué estamos como estamos. Un retrato, una serpiente multicolor.

Contador gana la Vuelta con 1´16" sobre Valverde, que podían haber sido únicamente 21" de no mediar la caída de Valdezcaray: la típica ventaja de Contador en una gran vuelta, y más en esta donde sólo ha sido superior en contadísimas ocasiones. El murciano ha mantenido un gran nivel las tres semanas, a pesar de decir lo contrario en la salida. Ahora dice que va a por el Mundial. Pues vale.

Además, ha ganado 2 etapas, y los maillots de la regularidad y la combinada, obtenidos el último día gracias a meterse en el sprint (6º, que gran corredor se perdió para el calendario de primavera) y pidiendo permiso a J. Rodríguez, el damnificado. El catalán había dicho en la previa de la Bola del Mundo que no lucharía por la montaña -estaba a pocos puntos de S. Clarke-, que se conformaba con lo que tenía, y se ha quedado con bien poco en el podio final.

Tres etapas y un tercer puesto final, pero con la sensación y la realidad de haber perdido la carrera por un día de mal cálculo. J. Rodríguez entra en el selectísimo grupo de corredores que han doblado podio en una grande en el mismo año desde el último doblete Giro-Tour (1998, acabó en muerte a los 34 años), integrado por Beloki (2002), Contador (2008), Sastre (2008) y Nibali (2010).

Cuarto Froome, que fue de más a menos -como su equipo-, y que no entra en la clasificación anterior a pesar de haberlo intentado. Dijo que venía probarse si valía como jefe de filas, pero es difícil sacar una conclusión, salvo que no creo que renuncie a su aspiración; quinto Dani Moreno, gregario de J. Rodríguez que siempre ha reservado un muchito para sí mismo, tanto como para acabar quinto y que su jefe pierda la Vuelta porque el día que importaba el no estaba.

Gesink sexto, y como el resto de corredores, totalmente anónimo: la carrera se ha monopolizado entre los tres primeros y, la primera semana, con el cuarto; el resto han acabado en su posición sin mérito aparente, salvo sobrevivir: en el caso de Gesink y su largo historial de caídas, eso es lo más importante. Séptimo el joven americano de 23 años Talansky, buen escalador; octavo Ten Dam, el magnífico gregario del Rabobank, otro peleado con el asfalto; noveno Antón, ídem; y décimo Intxausti.

Un dato desapercibido de esta carrera es que sólo han abandonado un 10% de los corredores que tomaron la salida: no ha habido lluvia, apenas ha habido caidas y el recorrido, salvo la parte final de las etapas, era muy suave. No creo que haya sido la mejor Vuelta de la historia, y menos viendo al ganador final; como mucho, ha sido una Vuelta más: la mejor vuelta grande por etapas, y eso ya es muchísimo.
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La antepenúltima etapa de la Vuelta tenía como final La Lastrilla, un arrabal de Segovia, al que se accedía por una carretera revirada, pero con hechura de autovía. Ganó Gilbert con una demostración de fuerza perfecta: Ballan tiró abajo algún intento de ganar -el de Nicholas Roche- y el belga se quedó en cabeza demasiado pronto...cuando vio que el pelotón se aproximaba, puso el turbo y se fue a ganar en solitario su segunda etapa en esta Vuelta 2012. Valverde, que hizo un timing muy bueno, fue segundo: el sí esperó al momento justo.

La Bola del Mundo, como se preveía, no decidió absolutamente nada: igual que entró la clasificación general, igual salió. Suele pasar con estas etapas, salvo la excepción del Stelvio de este año en el Giro, pero ahí está el sonoro fiasco del Ventoux en el Tour 2009. Una escapada muy numerosa llegó a meta, y se impuso el gran Dennis Menchov ante Richie Porte: los gregarios del tercer y cuarto hombre de la general.

Entre los favoritos, J. Rodríguez atacó en la parte más dura y acabó metiendo a Contador más de cuarenta segundos, algo menos a Valverde, demostrando que sin lo de Fuente Dé -donde Menchov no anduvo nada- habría ganado una Vuelta diseñada para él. Que Moreno fuese de los mejores en la Bola del Mundo y acabe quinto de la clasificación indica que algo se ha hecho mal en el equipo.
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Vibrante edición del GP de Fournies, la prestigiosa carrera de un día francesa que se disputa en un circuito alrededor de la ciudad que da nombre a la prueba. Un increíble Óscar Freire, que venía de ser 3º el día anterior en la París-Bruselas (batido por Boonen y Renshaw) se metió en la fuga del día a más de 80 kms. de meta.

Contra todo pronóstico, y más teniendo en cuenta que jamás tuvieron una ventaja por encima de los 2´20", la fuga fue haciendo recorrido y sumando vueltas y más vueltas al circuito, mientras los acompañantes iban desapareciendo hasta quedar únicamente Freire y el especialista en fugas Morkov, danés del Saxo Bank. Quedaban 15 km. para meta y la exigua renta era de menos de 40".

En el pelotón se sucedían los intentos en solitario, y el gigante danés Bak del Lotto consiguió enlazar con el dúo cabecero. Lo que parecía que iba a ser una victoria de Freire se acabó traduciendo una nueva Gante-Wevelgem de 2007, cuando quedó atrapado en el sandwich T-Mobile que le hicieron Burghardt y Hammond.

Los daneses actuaron bajo motivos nacionales y no comerciales de su equipo: saltó Bak poco después de la pancarta de último km. y Freire, muy estúpido, se quedó esperando a que Morkov lo neutralizase. No lo hizo, y en meta dijo "Bak y yo somos buenos amigos", además de compatriotas. Freire tenía que haber saltado, y al sprint le hubiese podido batir, a pesar de los km. de escapada.

Al final, nada de nada: Bak ganó por un margen muy estrecho y el pelotón neutralizó a los fugados, con Kristoff, el sprinter compañero de Freire, ganando el sprint del pelotón con mucha superioridad. Una vez más Freire ha equivocado la estrategia, demostrando al mismo tiempo tener muy buenas piernas. No basta, porque con su actitud ha malogrado una casi segura victoria de su equipo.
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Este año las dos pruebas de Canadá han sido menos lucidas que en otras ocasiones. El viernes se disputó el GP de Quebec con triunfo de Gerrans sobre Van Avermaet, mientras el sprint del grupo fue para Rui Costa, y el domingo el GP de Montreal, con triunfo de Nordhaug del Sky -pasa a Rabobank el próximo año- tras una carrera muy insulsa. Segundo Moreno Moser y tercero Kolobnev.
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Un periodista de Antena 3 pregunta a Contador si va a celebrar su triunfo con un buen chuletón.