viernes, 13 de julio de 2012

Ya pasó el momento-Tour. No volverá.

Froome, en España con su padre
Algunos ciclistas anglosajones dejaron ayer por twitter que la etapa del día había sido la más dura que recuerdan. Suelen ser así de enfáticos, pero los números no dicen lo mismo: 150 km. raspados, 71 de ellos de ascensión pura, a una media de 31´3 km/h para el vencedor de la etapa. Acabó cerca de las seis de la tarde, media hora por encima del horario previsto. Y 4h43´, cuando todos los años se ven etapas de montaña de más de 200 km. con 7h encima de la bici.

Quizás haya contribuido a su relativa dureza que, por una vez, hubo ataques y movimientos de lejos. Sin embargo, el auténtico momento-Tour se produjo bien cerca de la meta, para que vean la importancia relativa de los diferentes factores. Fue una etapa de montaña bastante buena; podía haber sido mucho mejor si un equipo que viste de negro no fuese una marcha o dos por encima de los demás.

Prácticamente de salida se formó un numeroso grupo con, entre otros, cuatro Astana, un Valverde que se unió más tarde y dos Europcar, Christophe Kern y Pierre Rolland. Este equipo, investigado por dopaje un año después de su sorprendente actuación en el Tour 2011, ha ganado las dos últimas etapas del Tour, y con qué dos hombres. Al conocido caso de la rodilla y parón de Voeckler, ahora se une de Kern, que se arrastró y abandonó en Dauphiné -cuando la rodilla ataca, ataca a todos, como un virus- donde había sido 6º en 2011, y que ayer se hizo la Madelaine él solo tirando de las opciones de Rolland en la fuga.

Rolland llegó a meta solo, ganando su segunda etapa de alta montaña en la carrera, la segunda con un recorrido con distancia no superior a los 150 km. Ayer había estado escapado y gastando muchas fuerzas, pero eso da igual. Ya lo vimos a De la Fuente y Cobo en la pasada Vuelta, por ejemplo. Franceses contentos, el resto del grupo no tanto, al menos al compañero que hizo segundo en la París-Roubaix después de atacar durante todo el día se le ha empezado a ver la patita, como a todos. Como siempre.

Entre los favoritos, el Liquigas mandó a Oss y Sagan que aguantasen como pudiesen la Madelaine, y después los mandaron por delante. Parecía que iba a haber algún movimiento de Nibali, pero nada. Boasson Hagen se las bastó el solito para neutralizar cualquier acción. Por qué no se movieron Basso o Szymd queda para otra ocasión.

Subiendo ya la Croix de Fer, y con Kern fundiendo a casi todos los que había en la fuga del dia -qué manera de subir- el Sky cambió la locomotora del tren a Rogers y Christian Knees, el buen corredor alemán, mucho más rodador que escalador, pero eso ya da igual en el equipo de contrarrelojistas que suben mejor que los escaladores.

Van Garderen atacó a 10 km. de coronar, en plena carretera del Glandon, Moinard que iba en la fuga se descolgó, y ahí se fue Evans. Era la primera vez en sus 35 años que realizaba un ataque desde tan lejos. Desde el principio se vio que no iba muy bien, con Van Garderen yendo medio metro por delante y mirando atrás.

Brutal gráfica del trabajo del Sky en la etapa
El intento se solventó a los pocos km., pero dejó el grupo reducido a ocho corredores, cuatro de ellos Sky. Aunque después entraron mucho más corredores, hubo alguno que se descolgó entonces y ya no volvió, como Menchov o Monfort, hasta entonces muy arriba en la general. Quizás eso explique la relativa dureza de la etapa: esas arrancadas de favoritos neutralizadas por contrarrelojistas, pero que dejaban el pelotón diezmado, acostumbrado a subir a ritmo.

Ningún favorito atacó bajando el Mollard, probablemente el descenso más peligroso de Francia después del Joux-Plane, y juntos se fueron a encarar La Toussuire, otro puerto vendido como facilote porque no tiene pendientes muy pronunciadas, como si alguien no se hubiese dado cuenta que esos puertos, precisamente porque se pueden subir a más velocidad, suelen causar gran daño.

Brajkovic, también en su primer ataque como deportistas profesional, saltó a 12 km. de meta. Le siguió Pinot -tremendo este chaval, tremendo- y poco después Van den Broeck. A 10 km. fue el turno de Nibali, que al menos consiguió limpiar a Porte de cabeza del pelotón, y le tocó pasar a Froome quizás demasiado pronto.

De hecho, el nacido en Kenia, apenas duró 1´5 km. tirando, y Wiggins se tuvo que poner en cabeza a 8´5 km. de meta. Parecía que había una buena oportunidad de reventar al tres veces campeón olímpico y seis mundial en pista, especialmente porque estaba en una etapa de alta montaña y lo suyo canta mucho, pero el keniata Froome se recuperó y empezó a poner una marcheta en el grupo que acabó con los valientes que habían atacado. Y de lejos. Bravo.

A 5´5 km. de meta Evans se quedó, y Van Garderen con él para ayudarlo, pero el joven y talentoso americano (23 años, contrarrelojea con los mejores y sube que es un primor) iba bastante más fuerte que su viejuno jefe de filas, repitiendo la escena de la Croix de Fer. Al final se dejó en meta 1´30" con los favoritos, y tendrá que disputar la tercera plaza del podio a cara de perro contra Nibali y Van den Broeck.

Como vengo diciendo, las dos primeras plazas del podio serán para los Sky Wiggins o Froome, o Froome y Wiggins. Ayer el keniata atacó como un poseso justo en un momento en que el maillot amarillo flaqueaba, y parecía que se iba a ir solo. Por el maldito pinganillo le avisaron del desastre que estaba causando, e inmediatamente paró y todo volvió a la marcheta. Fue el momento-Tour, la demostración de que va más que su jefe de filas. Ninguno de sus rivales, que ya habían atacado durante la etapa -todos lo hicieron, esa es la auténtica novedad- no tenían ya fuerzas para seguir a la ofensiva.

Froome sí, y quizás habría que meterlo en el grupo de "los rivales". Al parecer, le dieron vía libre para el último km., y el keniata que no existía para el ciclismo de alto nivel hasta la Vuelta del año pasado, hizo un rush final desatado y rabioso. Sin embargo, Thibaut Pinot -otra vez más- ganó el sprint por la segunda posición, y es un corredor que enamora por su juventud, su buena planta y sus espectaculares resultados y progresión.

Hoy hay etapa de Alpes de más de 200 km. pero con los puertos de salida y después recorrido complicado y no más, perfecto para el control del Sky. Fuga sin peligro por delante, que los rivales directos están fundidos, y control durante todo el día. Día de conversación en el pelotón. La general está muy decantada, e incluso el propio Froome tendría que recuperar 2´ a Wiggins para ganar el Tour: eso sólo será posible con un desfallecimiento del británico, porque por el pinganillo ya le han dicho que no puede atacar. No va a ganar la carrera el más fuerte, ni tampoco el más listo, va a ganar la carrera el equipo que va una o dos marchas por encima de los demás.
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Mención aparte merece la retransmisión de RTVE. En un momento dado Probenecid se puso a comer fuera de cámara, pero se supo porque hablaba con la boca llena y se oía ruido de papel de plata, en su caso Reynolds. Peor aún fue a cinco km. de la llegada, cuando el inefable Carlos de Andrés dejó el micrófono abierto y se oyó como discutía con realización sobre si retransmitir el podio o no.  No le hicieron mucho caso: se cortó y cataplún, que habían llegado tarde y era La Uno. Con las motos ponían el podio aún retrasando el Telediario, para éxtasis de Ernest Riveras. Qué servicio público más lamentable.