lunes, 9 de julio de 2012

En el cielo de los pajeros

Fundido en negro para Froome
Primera etapa de montaña del Tour -es un decir: primer final en alto- y, como en los años más duros de este deporte, la carrera patas arriba por un equipo que vuela sobre los demás, ofreciendo un rendimiento pocas veces visto.

Se llegaba a un final inédito, una subida al famoso Grand Ballon D´Alsace por otra vertiente, corta pero muy dura: 5´8 km. con pendiente por encima del 8´5% y picos del 14%. 200 km. para este final en pendiente.

No era la etapa de Tourmalet con final en Hautacam de 2008, ni mucho menos, aunque el referente es adecuado por su resolución. Nadie esperaba un destrozo parecido, ni siquiera un S. Sánchez que pronosticaba con el tino que caracteriza a su amigo Contador:

"La Planche des Belles Filles no es una llegada para que se produzcan diferencias. Igual alguien se despista y puede perder algo de tiempo.Con una pendiente del 8,5%, salvo que se le atragante a alguien, lo normal es que no haya muchas diferencias. Para sacar un minuto o un puñado importante de segundos hay que estar subiendo una hora. Es lo que desgasta. Son pocos kilómetros y poco desnivel".

El ciclista asturiano perdió 1´31" Quizás fue un despiste, pero visto que al día siguiente se cayó y abandonó la carrera por ir hablando a cola de pelotón con otro amigo como Valverde, habrá que utilizar la palabra "despiste" para lo que realmente significa. Por supuesto, ningún medio amigo dijo que iban hablando a cola de pelotón, porque aquí todos son santos y las caídas, una lotería. También los análisis de etapa.

Poco antes de la subida a La Planche des Belles Filles pinchó Valverde, o tuvo un problema mecánico, y perdió en meta 2´19". También le pasó algo parecido a Van den Broeck (1´52" de retraso), que al día siguiente si que iba centrado y atacó dos veces: vamos, no iba a cola de pelotón y se apoyó en su gregario Vanendert para atacar. A Cobo, el gregario de Valverde, sólo lo hemos visto para perseguir en grupos traseros.

Por supuesto, no consiguieron enlazar. La etapa ya venía lanzada por la persecución de la fuga del día, que iba integrada por corredores muy valiosos (SMS Sánchez, Albasini, Riblon) y el Sky gastó a Boasson-Hagen, un percherón para los trabajos de equipo raras veces visto. Después vino la cadena que ya sufrió el pelotón en París-Niza, Romandía o Dauphiné: Rogers empezó a reducir el grupo de favoritos en las primeras rampas, luego un Porte que no anduvo así jamás y por último Froome.

Con Porte se quedaron 16 corredores en cabeza, incluyendo a los 3 Sky. Cuando acabó de tirar, quedaban 8 corredores en cabeza, incluyendo los 3 del Sky:  eran Evans, Nibali, Taaramae y Menchov, con Zubeldia y Rolland haciendo la goma. Atrás quedaron todos los otros favoritos. Detrás de dos gregarios que, como Porte y Rogers, estuvieron lejos de desentenderse de la etapa: entraron 13º y 14º. Y quedaba Froome, claro.

Según Carlos de Andrés, la explicación a la escabechina -no justificada por el recorrido- se debía a "que puerto más traidor, cómo está pasando factura a los corredores", obviando que todo se debía a la velocidad imposible de un equipo imposible, donde los contrarrelojistas suben mejor que los escaladores. Eran apenas 5´8 km. de subida, pero fueron el Tourmalet. Incluyendo las diferencias en meta.

Froome reventó a todos menos a Evans y Nibali, soberbio y a la altura de Verbier 2009, su mejor ascensión  . El australiano intentó ir a por la etapa y dos segunditos atacando en la rampa final del 14%, un porcentaje que le va muy bien, pero Froome, que había tirado los dos últimos km. como un perro rabioso, se abalanzó sobre el manillar, superó al vigente campeón del Tour en la parte más dura y tuvo tiempo de celebrar la etapa y dos segunditos.

Que un gregario que va tirando gane la etapa, y con ese nivel, no se había visto ni en los tiempos más oscuros. Miren que Armstrong lo intentó con Heras en La Mongie 2001, o con Landis en 2004, pero no lo consiguió. Froome sí, y apabullando, no porque su jefe de filas tocase el freno. Que se destroce la carrera, con esas diferencias, en una etapa unipuerto de 5´8 km. tampoco se había visto.

Wiggins accedió al liderato, y era el máximo favorito para el triunfo final en la salida. Es la séptima etapa. Si consigue mantener el maillot amarillo hasta París, será el primer corredor que lo consiga desde un tal Bernard Hinault en 1981. No Armstrong, o Induráin, que gestionaba en montaña sus ganancias en la crono: Wiggins directamente manda a sus gregarios a ganar.

 "Sólo intenté probar un poco", decía el keniata en meta, en un inglés de upper class que denota que nació en África porque sus padres eran diplomáticos y no colonos. ¡Un poco! ¡En un rampa del 14% y reaccionando a un ataque de Evans, no porque la carrera fuese parada! Tremendo. Tampoco parecía estar muy cansado.

Al día siguiente -buena etapa de media montaña, ganó el más jóven del Tour Thibaut Pinot tras manejar muy bien una fuga y sus propias fuerzas- Wiggins también hizo unas declaraciones a la prensa, en su calidad de líder. Aquí no hubo nada de diplomacia, al contrario. Dejo las declaraciones en su integridad, porque la interpretación de las mismas ha dado para mucho, cuando son inequívocas:

"Honestly they’re just fucking wankers. I can’t be doing with people like that. It justifies their own bone idleness… because they can’t ever imagine applying themselves to anything in their lives. And it’s easy for them to sit under a pseudonym on Twitter and write that kind of shit rather than get off their arses and apply themselves and work hard at something and achieve something"
Seguidamente, se levantó y se fue, amenazando al jefe de prensa del Tour con no volver a ninguna rueda de prensa como volviese a haber preguntas que no le gustasen, que provocasen esa respuesta. ¿Y cual fue la pregunta? Pues simplemente qué opinaba el iracundo inglés sobre todos lo que hemos encontrado profundas similitudes (o mejoras) entre el actual Sky y el UsPostal.

El término wanker es uno de los más ofensivos que puede haber en el idioma inglés, y de hecho está prohibida su publicación en la mayoría de los diarios ingleses. Se usa para expresar profundo rechazo y admite bastante polisemia: como la mayor parte de los peores insultos atañe a las mujeres/madres, y atañe al concepto de "puta".

Sin embargo, en el contexto usado por Wiggins la traducción más directa -otro de su significado es "masturbación"- sería "pajillero mental", muy bien captado por Arribas, que no cae en el error de traducir wanker por el políticamente más correcto "gilipollas" en el que han caído muchos medios. Por cierto, su crónica está muy bien. Se ha dado por aludido, visto que el inglés no le cae muy bien desde unas conocidas declaraciones suyas de hace un año y pico sobre su admirado carnívoro. 

Las declaraciones del británico tienen poquísimos precedentes, en este y otros deportes, y suenan muy estridentes en un ciclismo que hasta hace pocos años era muy correcto: sin fans ni hooligans, grupo este último donde se inserta Wiggins con sus declaraciones. La prensa inglesa, rendida ante Wiggins -y siempre muy crítica con este tipo de exabruptos- no ha dicho nada, ni reprobado nada. ¿Les suena la actitud? Algo tiene el deporte que hace adorar ídolos que se comportan como estrellas de rock.

Así, cuando vengan mal dadas -y ahí está el precedente de Millar- habrá que esconderse, porque se perdió hace tiempo la dignidad del periodista. Te llaman "pajillero mental" en plena rueda de prensa por una pregunta que entra perfectamente dentro de lo interrogable -es más, es necesaria- y bueno, el que tenía que haberse levantado e irse no era Wiggins, sino los que le van a bailar el agua.

Arribas hace bien recordando a Armstrong -que en sus primeros años amenazaba a periodistas que preguntasen por Ferrari-, pero hay otro más reciente. Fue el mítico "Pregunta antes de escribir" que Basso espetó a un periodista pocos días antes de la Operación Puerto. Después pasó lo que pasó y Basso, que se sentía muy poderoso como líder del Giro y máximo favorito al Tour, se volvió piadoso y solícito con la prensa, mientras le duró. Ojalá sirva de precedente.
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Revelador titular de Urraburu.
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Por fin ha acabado la Vuelta a Austria, una carrera que crece en interés por su ubicación en el calendario, en la primera semana del Tour. En la tercera semana la UCI ha colocado la Vuelta a Polonia, a ver si por fin arraiga. El favorito en la salida se ha impuesto: Fuglsang, especialista en vueltas nacionales menores, porque ya había ganado en su Dinamarca natal y en Luxemburgo este mismo año. Es el corredor con más éxito del RadioShack, por eso está corriendo la Vuelta a Austria y no el Tour.

Modolo ganó dos etapas, Di Luca otra -y acaba cuarto de la general-, Pinotti la crono y Arroyo, que fue excluido del Tour a última hora, hizo una carrera muy mala. Todas las etapas fueron para italianos excepto la que ganó Fuglsang.
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Entrevista a S. Sánchez, que termina con una maldición gitana a Valverde y SMS Sánchez, los dos únicos olímpicos que siguen en el Tour, y que ya han besado el suelo.
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Muy buena crónica de J.A Ezquerro de As sobre Freire en el hospital. Uno de los mejores corredores españoles de la historia merece esta atención en lo que es el accidente más grave de su carrera. Lo merecen todos los ciclistas, pero nunca se suele ver. Gracias. También han hecho lo propio con S. Sánchez.
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Interesante entrevista con Pozzato y sus abogados, donde habla de su relación con Ferrari. Además, dice que la llamada telefónica que le va a costar un disgusto la hizo con Guido Trenti, al que acusa de extorsionarle y de declarar en su contra en el CONI. Le podrá acusar de lo que quiera, y puede que gane por defecto de forma, pero la llamada es la que es. Y su relación con Ferrari también, aunque ahora se quiera hacer el longuis afirmando que no sabía que el médico estaba sancionado...

Dice, por ejemplo, que lo conoció "diez días después del Giro 2005" y que durante bastante tiempo hacía "test" con el famoso médico dopador cada ¡20 días! y que ha probado a casi todos los médicos deportivos italianos. Por cierto, las preguntas del periodista están muy bien y consiguen sacar mucha información. También la tradicional locuacidad de Pozzato.
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A este pasteleo se dedica Giorgio Squinzi -juegos de seducción con la incapaz lideresa del sindicato más importante de Italia- , el mandamás de Mapei y todavía con mucho ascendente en el ciclismo. Es algo más que un personaje pésimo: es siniestro.
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En la etapa de ayer Carlos de Andrés, de profesión locutor y nunca periodista, se equivocó varias veces con Thibaut Pinot, llamándolo Bruno Thibout. Este último fue un profesional de no hace muchos años, y de ahí la confusión. Para ayudarle a refrescar la memoria, comentó en antena que recibió un SMS de un tal Pedro Celaya informándole que el francés había corrido con ellos en Motorola. Sí, el mismo Pedro Celaya que está investigado por la USADA por dopaje. Para Carlos de Andrés es suficiente con esa información que puede encontrar en Internet: seguro que jamás preguntará a Celaya por sus prácticas, historia y lo que ha hecho en estos últimos 20 años. Así luce el pelo a este deporte.