sábado, 30 de junio de 2012

Otro Tour, misma pareja

A ver que cuentan por ahí de nosotros...
Entre una indiferencia casi absoluta de los medios españoles -mañana hay fútbol y política- ha comenzado el Tour 2012, uno de los mayores espectáculos del mundo. Las calles de Lieja, la ciudad del ciclismo -única que ha recibido a las tres grandes, doblemente nombrada en la carrera más antigua del calendario- estaban a rebosar en una jornada espléndida de sol y ciclismo.

El espectáculo está ahí, para el que quiera verlo. También el negocio. La primorosa realización de la televisión francesa, a la que se podrá acusar de chauvinista o de enfocar mucho la parte trasera del pelotón, se esfuerza en mostrar los mejores encuadres y panorámicas de los sitios que visita la carrera. Lieja lucía espléndida, o al menos la televisión la presentaba así. Es su misión.

Con el inicio del Tour se recupera la voz familiar de los comentaristas de RTVE. Existen otras alternativas, que utilizo durante el resto de la temporada, pero con el Tour hay que ver la tele pública: la pagamos entre todos y, además, permite apreciar lo que el aficionado medio del ciclismo recibe como mensaje. Me refiero a ese aficionado, que es el más numeroso en el ciclismo, para el que el calendario extremadamente rico de este deporte centenario se reduce al Tour y quizás la Vuelta, nada más. Lo que pongan en la tele.

De la época de "con Belda y con Pino, a muerte"
Ahí es donde campan a sus anchas la pareja De Andrés/Pedro Delgado, que este año casi se rompe por la muy cuidada fama de agacharse a recoger céntimos del segoviano, puro espíritu castellano. Con un discurso monocorde en torno al deporte que retransmiten, y más preocupados de la chanza que de narrar la carrera, empatizan muy bien con ese aficionado que descubre el ciclismo durante el Tour, pero son absolutamente repelentes para los demás.

El prólogo se disputó por rectas y sin virajes propios de un recorrido urbano. No tuvo particular emoción, porque los primeros clasificados fueron los máximos favoritos: Cancellara se impuso por 7" a Wiggins y Chavanel, que ocupó el puesto que hubiese correspondido al tercer favorito de la vigilia, el alemán Tony Martín, no casualmente compañero del francés. Tuvo la mala suerte de pinchar en el exiguo recorrido de 6´4 km, y en ese lance perdió no menos de 20" que le alejaron del podio honorífico de la etapa.

Después del británico, el segundo mejor corredor para la general fue Menchov, con un impresionante 8º puesto a 6" del británico. Antes de salir a disputar la contrarreloj, el locutor catalán Carlos de Andrés espetó un impresionante "lo mejor que tenía que hacer Menchov en esta carrera ya lo ha hecho", que fueron inmediatamente remachados por su compinche Probenecid, al que no le gustaba la cara relajada del ruso en la rampa de lanzamiento, a la que puso voz: "Si, he venido este año a Lieja porque no tenía nada mejor que hacer".

Tremendo. Con Valverde -que vuelve tres años después al Tour por una sanción por dopaje, jamás citada en antena- y S. Sánchez, que ayer lograron unos espectaculares puestos por encima del 110ª -el asturiano ha perdido 40"- sólo hubo buenas palabras y comprensiones. Son españoles, son de los nuestros. No les gusta ni este deporte ni esta profesión, y encima son los que transmiten ese tipo de mensajes al aficionado que llega a este deporte por vez primera, o por única vez cada año, durante el Tour.

"Oye, que Menchov ha sido 8º...¿qué decimos ahora?"
Y es sólo un ejemplo, un ejemplo sangrante porque el ruso ha sido dos veces podio en la carrera y ha ganado tres grandes, pero sus risas se extienden a cualquiera por cualquiera motivo: por la sonoridad de su apellido, por ser francés y, como en el caso de Menchov, porque es un tío serio que jamás ha bailado el agua a estos comediantes. Mucho mejor hacer la pelota a auténticos abanderados de este deporte como Valverde o el dos veces positivo durante amateur S. Sánchez que,  teniendo la misma edad de Menchov, ha ganado este año su primera vuelta por etapas de entidad, y que tiene al parecer galones para subir al podio del Tour.

El año pasado concluyeron su Tour lanzando acusaciones veladas de dopaje al Europcar, cuyo rendimiento fue alucinante, pero no más que otros equipos que otros años recibían los parabienes de estos dos funcionarios de la información. Este año han trasmitido la consigna de que Voeckler -4º en 2011, 10 días líder- y Rolland -ganador en Alpe D´Huez, mejor joven, 10º final- han tenido "problemas de rodilla", y lo de la investigación en curso en Francia, que han desautorizado.

Quizás si reparasen que el primer corredor del Europcar en el prólogo ha sido el propio Voeckler en el puesto ¡109º!...y eso que son nueve en el equipo, podrían llegar a alguna conclusión de interés para el espectador. Ninguno lo ha podido hacer mejor. Será que todos tienen problemas de rodilla. Colectivos, de golpe. Un extraño virus en la rodilla. Sí, quizás sea eso. Vamos a decirlo en antena, para el espectador medio al que se dirigen.

Nada que ustedes no sepan. Sin embargo, hay que destacarlo siempre, que después,  cuando vienen los recortes Probenecid se queja, De Andrés se lamenta de la falta de apoyo al deporte, y miren qué papelón desempeñan ellos en defensa de este deporte. Lo digo desde hace años: los mayores enemigos del ciclismo están dentro, no en blogs minoritarios.

Entre las anécdotas -quizás no tanto- que deja este prólogo está la de Chris Froome, que estaba tan engorilado que salió a competir -y lo más importante: no se quitó en ningún momento- con los algodones nasales que últimamente se chutan los ciclistas antes de una crono, involución desde la tirita abrenapias de los noventa. Todo el pelotón se ha reído del keniata, incluyendo sus compañeros de equipo.

Lo que no es para reirse es su 11º puesto, a 16". Se presenta en el Tour con sólo 20 días de competición, entre los que le ha dado tiempo a acabar cuarto el Dauphiné. Su equipo Sky ha colocado a tres corredores entre los once primeros, su números esperables. Se anuncia copo de aquí a París, salvo por una serie de detalles.

Evans ha hecho su mejor prólogo de siempre en el Tour. Hesjedal también -no ha competido desde el Giro, viene como Pantani-, igual que Nibali (14º, a 18"), el mejor escalador en esta crono, y con mucha diferencia. Y Peter Velits. Hay Tour. Es julio. Es el mayor espectáculo del mundo. Y sólo acaba de comenzar.
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Siguen los líos en el RadioShack, ese equipo que va a pasar a los anales de "montado para equipazo, acabó en petardazo". Después de que Bruyneel decidiese quedarse en casa para el Tour -tiene una acusación formal de dopaje, y durante el Tour hay muchos periodistas- para curarse en salud y preparar su defensa/ataque, se ha conocido que los corredores del equipo llevan sin cobrar desde marzo, y que tres de ellos han denunciado la situación.

Fuglsang forma parte de los acreedores, de manera poco sorprendente. Cobrar no cobra ninguno, pero Fuglsang debería ampliar su denuncia más allá de la nómina. Una de las últimas noticias en el vodevil del equipo es que al danés le van a impedir participar en carrera alguna del World Tour, por lo que su valor de mercado -los puntos UCI- caerá en picado: eso se llama lucro cesante. Eso sí, será de salida en la prestigiosa Vuelta a Austria.

Así se las gasta el siciliano Bruyneel, que al parecer castiga las declaraciones de Fuglsang, que tampoco han sido para tanto: fueron mucho peor las de Horner. El problema es que Fuglsang dijo que todo este sainete es "sólo la punta del iceberg", y esas insinuaciones de que hay mucho más de lo que se cuenta se pagan muy caras en el ciclismo, especialmente por parte de un ex-pupilo de Saiz.
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El Rabobank amplia dos años más el contrato de Luis León Sánchez, y lo hace justo antes del Tour, lo que es un espaldarazo al rendimiento del murciano independientemente de lo que haga en la carrera francesa. Es paradójico. Lo ficharon a finales de 2010 siendo uno de los mejores corredores del mundo ese año, y en 2011 sólo ganó una etapa del Tour, protagonizando numerosos fiascos. Este año ha ido un poco mejor, pero todavía con esos fiascos, como la crono final de Romandía. Y se presenta en el Tour como el corredor con más días de competición en sus piernas. Tengo miedo de su rendimiento.