miércoles, 20 de marzo de 2013

Este chico es la bomba

Vengo diciendo desde la temporada pasada que Nairo Quintana tiene el don, esa cualidad que se ve en escasísimos corredores cada diez o quince años y que se manifiesta en este corredor colombiano en un capacidad para escalar pocas veces vista.

Ahí están los números: ganó el Tour del Porvenir y el año pasado, de neoprofesional, acabó con seis victorias, algo realmente increíble para sus 22 años de edad y sin ser sprinter.

Etapa y general de Murcia; etapa y general de la Ruta del Sur; etapa del Dauphiné con final en Morzine y subiendo el Joux Plane, donde lanzó un ataque que no pudo seguir ninguno de los favoritos; y el Giro de Emilia, un triunfo que aporta calidad y exotismo, y que da buena muestra de que no estamos ante el enésimo escalador colombiano.

De entrada, parece que no comparte una de las más desafortunadas características de sus compatriotas: no se cae y baja bien, como demostró camino de Morzine. Además, derrocha clase subiendo, como demostró en la Vuelta a España que completó como gregario de Valverde, y donde en la etapa del Cuitu Negro lanzó un ataque entre punki y suicida nada más que empezaron las rampas asesinas de la pista de esquí asfaltada para la ocasión.

Ayer la Volta llegaba a Vallter 2000, estación de esquí escasamente frecuentada por nuestro deporte, a pesar de que ofrece características muy apreciables para el ciclismo y, algo nada desdeñable en Pirineos españoles, es bonita para el espectador. Esta ocasión el paisaje estaba completamente nevado, pero el espectador habrá podido ver que a) había árboles b) había curvas de herradura. Lo dicho: no parecían los Pirineos que suele haber en España.

La etapa transcurría entre un bostezo tan perenne que hasta el notable Juan Carlos García, el mejor comentarista de ciclismo de RTVE, lo decía abiertamente. Tampoco se podía esperar más en una etapa de marzo con final en un puerto de casi 2.200 metros de altitud, pero al menos si que algo de movimiento de corredores que no están por la general. Ni eso.

Van den Broeck, ese corredor extrañísimo que va camino de los treinta, quiere subir al podio del Tour y todavía no ha ganado nada en su vida, atacó a tres km. del final; en el pelotón tiraba Danielson, al que los seis meses en la nevera por confesar que se había dopado durante años y años (pero después lo dejo, ¿eh?) le han sentado estupendamente: tanto, tanto, que incluso atacó poco después.

Hubiese sido espectacular que se hubiese llevado la etapa: 34 años, trayectoria de sputnik de manual y, especialmente, por ser vecino de Girona desde hace una década, característica que antes se destacaba con orgullo y que ahora se dice con la boca pequeña y como silbando al viento. Sin embargo, poco después de ser neutralizado, atacó Wiggins en persona.

Lo del Sky y el SRM es para hacerlo notar: en cuanto ven su distancia, saltan como cohetes. Wiggins saltó a 50 metros de la pancarta del último km.(4´15"), y el único que pudo seguirle en primera instancia fue Nairo Quintana, que ni siquiera abría la boca ante los continuos cabeceos del borracho espóradico británico. Dio una sensación de poderío raras veces vista en el ciclismo, aunque mirando atrás a ver donde iba Valverde.

Tanto su jefe de filas como J. Rodríguez enlazaron al poco, pero después de Thibaut Pinot, otro joven que viene con mucho talento. El corredor local, al que se le atragantan este tipo de llegadas por su altura y longitud, atacó a 500 metros de meta saltando desde detrás, a lo Probenecid, pero una vez más Quintana demostró una genialidad.

Merece la pena ver el vídeo del anterior enlace: sin dejar que J. Rodríguez llegase siquiera a ponerse a su altura -iba segundo tras Wiggins- Quintana se abrió, se puso delante del corredor del Katusha y, con una facilidad asombrosa, incluso valverdiana, se fue directo a la meta: tomando la curva por el lado más largo, cometiendo otros errores menores, pero suficiente para llegar con 6" -que no es mala cosa para la poca distancia y pendiente- sobre los otros favoritos.

Ahora Valverde es el líder de la Volta -la carrera no da bonificaciones ni hoy ni mañana, también con final en alto- 4" sobre Wiggins y J. Rodríguez, y 7" sobre el duo del Lampre Scarponi y Niemec, que tendrán que intentar algo camino de Port-Ainé. Sexto es Quintana, a 26". Mañana tiene terreno para poner la carrera a su favor, pero ya saben eso de las jerarquías y ¡ay!, ya saben el director que tiene Movistar, no precisamente un revolucionario. Solo queda confiar en que no tarde en darse cuenta del auténtico talento alpha que tiene en sus filas, uno de esos que se ven cada década o más.
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En Banyoles volvió a ganar Meersman, igual que hizo Albasini en la Volta 2012: las dos primeras etapas de la carrera ProTour, para un mismo corredor, no precisamente un plurivittorioso. En los noventa pasaba igual con Outchakov y similares. Parece que hay un patrón constante en la prueba.
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A través de Flandes, el antiguo GP Waregem, se disputó este miércoles bajo un frío intenso y con unas condiciones bastante lastimosas, con los corredores llegando a meta como si saliesen de la mina. En la carretera se vio la lucha entre los segundos y terceros espadas de los grandes equipos, que tampoco es decir mucho.

Stannard, el sputnik del Sky, volvió a ser decisivo como en la Sanremo del sábado. Mientras su compañero Hayman (el amigo de Flecha que también hizo el cambio entre Rabobank y Sky en 2010, como Leinders) estuvo escapado todo el día y al final fue tercero en la carrera -acaba de bajar de Tenerife, es normal-, el británico campeón del mundo de persecución se encargó de echar abajo un ataque de Voeckler entre los fugados a seis km. de meta.

Parecía que el sorprendentemente transformado francés iba a llegar solo en un considerable numerito, pero fue rebasado por el pelotón en los últimos 20 metros, donde literalmente dejó de pedalear. Ya había estado mirando atrás bastante, en contra del manual ciclista. La victoria fue para Gatto, el ciclista pasado a profesionales muy joven en el Gerolsteiner de Rebellin, del que era gran amigo.

El año pasado redescubrió el norte dentro de la operación Pozzato-Vini Fantini, donde los corredores del horrible maillot volaron por Bélgica en apoyo de su líder. A Gatto parece que todavía le dura la forma: es el primer italiano que gana la carrera, continuando la buena racha transalpina iniciada por Paolini en Het Niewsblad.
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Aquí tienen la prueba: Lefevre explica que Cavendish tenía pensado abandonar en la Sanremo, pero cuando le dijeron que tampoco se subía La Manie -la subida introducida hace pocos años para que no hiciese un zabelato con la prueba- se animó a continuar. Por eso esta edición de la carrera es una edición fraudulenta, aunque el responsable del desmán resultante siga sacando pecho de una manera que sólo se puede calificar de italiana. Concretamente, de italiano calvo con cadenas y anillos de oro, fardagüevos y ligando con tías 20 años más jóvenes en la playa de Rímini.

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Arribas, de siempre el propagandista oficial de la versión oficial de las cosas, se saca de la manga un artículo donde desmiente la "leyenda urbana" de las bolsas desaparecidas de la Operación Puerto. Recordemos que es el mismo que escribió lo de "están todos, menos Valverde", o el de la defensa numantina del murciano y del pinteño. No se que tendrá que decir ante la pregunta parlamentaria que hubo en su día, y donde quedaba bien claro que ni siquiera había un recuento oficial del número total de bolsas. Ahora sí: lo dice Arribas, que es como si lo dijese el poder directamente, y están casi todas identificadas. Lo dice El Poder.

Por cierto, en esa relación de nombres, ¿donde está Klaus? Ahhhhhh....que no está. Acabáramos.