miércoles, 27 de febrero de 2013

Roma mínima, pero Roma

Los organizadores buscan una imagen así
La temporada ciclista sigue su curso, aunque la atención esté puesta en otros focos. Hoy se disputa Le Samyn en Bélgica, el jueves el GP Camaiore en Italia bien cerquita de la casa de Cecchini -hay tantos ciclistas profesionales estos días por ahí que no se justifica por la escasa relevancia de la carrera- y el fin de semana las dos fruslerías con las que RCS Sport quiere dotarse de carreras de prestigio.

El sábado es la ya conocida Strade Bianche, carrera a la que no acabo de ver la gracia, y en la que los organizadores y propagandistas dicen ver una Roubaix con mayor fascino. Será eso, pero la realidad es que no tiene público -nadie se quiere tragar el polvo blanco- y su desenlace en las seis ediciones disputadas ha distado mucho de ser espectacular, memorable o reseñable.

Para el domingo han recuperado el Giro del Lazio, histórica carrera del calendario ciclista internacional que no se disputaba desde 2008, cuando ganó el entonces emergente Francesco Masciarelli, hoy día retirado con una edad muy joven y una enfermedad muy grave. La prueba había caído en una decadencia bien patente en sus continuos cambios de recorrido, donde las últimas ediciones eran sencillamente estúpidas.

Por una sencilla razón: una carrera que se disputa en la región de Roma y no llega a Roma -ni siquiera pasaba- es un desperdicio. En 2005 -victoria de Pozzato- se llegó a Nettuno, cuyo nombre indica claramente que está a nivel de mar y tras un recorrido muy suave que incluía varios pasos por meta. Era agosto y muy pocos del pelotón profesional se iban a acercar hasta un sitio tan alejado de los circuitos tradicionales del ciclismo en Europa.

En 2008 se intentó un salto en el vacío trasladando la carrera a octubre después del Mundial, para atraer al pelotón que había disputado la carrera arcoiris en Varese y programando un recorrido con final en cuesta en Rocca Priora, pero el resultado fue decepcionante y RCS Sport se desentendió de la carrera igual que había hecho el año previo con la Milán-Turín, una carrera que ya se disputaba en el siglo XIX.

El año pasado recuperaron la carrera lombardo-piamontesa -y con triunfo de Alberto Contador- y este año le ha tocado el turno al Giro del Lazio, convertido para la ocasión y con fines promocionales en un horrendo Roma Maxima, que si fuese una mala parodia de Gladiator. Para mí, siempre será el Giro del Lazio, una carrera que podría ser de las más bonitas del mundo y que tendrá que recuperar todo el tiempo perdido.

Al menos se ha recuperado uno de sus elementos característicos: la llegada a Roma. Se hará después de un recorrido escasamente imaginativo con salida de la Ciudad Eterna hacia el sur por la Via Appia -la actual, no la de 2000 años-, paso por el Agro Pontino menos agraciado (Aprilia y Cisterna) para encarar los Colli Romani desde el sur, con Rocca Massima, Rocca Priora y Campo di Annibale (la tradición dice que el general cartaginés observó Roma desde aquí, pero la realidad es que no llegó a estar tan cerca), desde donde quedarían 30 km. de suave descenso hasta Roma.

Aquí llega lo más interesante, y a poco que RCS Sport sepa jugar sus cartas obtendrán una estampa memorable, de esa que se vende en telediarios más alla de las caídas y montoneras que tanto gustan. Los ciclistas volverán a Roma por la Appia Pignatelli -el tramo que linda con el parque de la Caffarella, donde pastan las ovejas- para encarar la Appia Antica poco después de las catacumbas de San Sebastián y San Calixto.

Todo el tramo está adoquinado: no es la Roubaix, ni es el adoquín original romano. Es un adoquín del siglo XIX, gastado y que patina mucho, en una carretera concava hacia la cuneta. La bici vibra mucho, especialmente a la altura de la iglesia Domine, Quo Vadis?, donde están impresas las huellas de San Pedro y desde donde ya se intuyen las murallas de Roma.

La famosa caída: ojo al adoquinado
En vez de entrar en la Ciudad Eterna a través de la puerta de San Sebastián -por donde si pasan de salida- lo harán tras varios requiebros paralelos al tramo menos bello de la muralla de Roma y pasando por detrás las Termas de Caracalla. Desde ahí, y en descenso, directos a la suave pendiente de la via de San Gregorio Magno, donde se cayó Menchov en la última crono del Giro 2009: con todo empedrado, girarán en torno al Coliseo para acabar hacia la mitad de la vía de los Foros Imperiales, la avenida construida por Mussolini destrozando el Foro Romano.

Solo por esto la carrera merecerá la pena, porque la participación no es para tirar cohetes. La organización vende el gran gancho de Valverde, pero hasta que no lo vea no me lo creeré. El murciano no corre en Italia desde el Giro del Piamonte de 2008 -donde llegó a ir escapado-, donde fue seducido por Bettini y la promesa de que así tendría apoyos frente al CONI. No fue así, por fortuna.

Ahora Valverde regresaría tras dos años de sanción, y un comienzo de 2013 que le convierte en el gran favorito si no fuese por los adoquines: cuatro victorias y dos podios en ocho días de competición. Ya digo que hasta que no lo vea no me lo creeré. Sólo habrá nueve equipos World Tour para un total de dieciseis, por lo que más bien la carrera será una Roma mínima, pero siempre Roma.
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Arribas lanza sus tañidos habituales: el domingo que la AMA no investigará ninguna bolsa de sangre ni apodo más allá de los conocidos -exactamente como hizo él, que todavía la semana pasada amagaba con sacar a Triki Beltrán- y ayer mismo ("nadie está libre de inexactitudes") tiraba de archivo histórico (parece que ha vuelto a esconder los tomos I, II y III de la Operación Puerto) para decir que Odriozola es malísimo.
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La Agencia Antidopaje Luxemburguesa -sí, se que es de chiste, pero es así- no apelará la sanción de un año a Frank Schleck, protegido oficial porque tampoco recibió sanción alguna por pagar a Eufemiano Fuentes los famosos 7.000 euros por "planes de entrenamiento". Es tiempo de que la AMA y la UCI recurran al TAS, pero no estoy seguro que lo hagan.
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Armstrong, que finalmente se ha negado a colaborar con la Usada tras ramonear un buen rato -y ha recibido en pago la desagradable noticia de que los federales se unen a la causa que mantiene Landis contra el y UsPostal como empresa, que en justicia le debería llevar a la cárcel por haber mentido bajo juramento-, dice en el Texas Monthly que va a escribir un libro:

“Now it is time for me to do nothing. To stop the bleeding, let things calm down, draw a new path. To write a book. I do not know yet what he speaks. I know I’m going to write, but I do not know yet what I’ll say" 
Que "todavía no se de qué" va a ir el libro. Considerando que, por la omertà que tan bien guarda, no va a citar ni médicos ni compañeros de profesión, el libro tiene un interés nulo. Como todos los escritos por el y sus negros.
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Según el nauseabundo Andy Rihs, patrón del Phonak y ahora del BMC -otro equipo limpísimo-, las declaraciones de Hamilton (por ejemplo, la kunda que montó la empresa de audífonos en 2004) "no tienen ninguna credibilidad". Por lo que más quieran: no compren jamás ninguno de los aparatos de esta empresa. No sirven para nada, visto que el dueño no sabe escuchar.....
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(relacionado con lo anterior) El manager general del BMC es el famoso Jim Ochowitz, el famoso crecido a la vera de Armstrong, y que tampoco sabía nada del yanki, a pesar de que amenazaba a los periodistas que siquiera se atrevían a insinuar que su amado ídolo se dopaba....¡El ciclismo que cambia, señores! ¡Sal de ahí en cuanto puedas, Tejay!
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Según Federer,  Armstrong debería devolver todos sus títulos y premios.
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Primero se lanza a las masas urbanitas y consumidoras de medios de propaganda a la calle con sus bicis recién compradas con la excusa de que es guay, ecológico y mejora la vida, y después viene papá Estado a preocuparse por sus súbditos.  La bici no es un juguete, ni para ir montado en sandalias. Quizás había que haber empezado por ahí, y así no veríamos a los típicos/as que en gimnasia no saltaban el potro "porque no quiero" montados en bici mientras zozobran entre el tráfico. Ahora, los demás pagar por el carnet de mierda.
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El equipo azulgrana cae espantosamente derrotado en Milán por un 2-0, donde lo destacable es que sólo tiraron una vez a puerta: no fue catenaccio. Iban andando.  Ayer mismo cae en casa 1-3 contra el Real Madrid en la vuelta de las semifinales del torneo de Copa. Según las crónicas, salieron muy rápido para marcar un gol, en contra del uso normal en ese equipo -y en la selección española donde ha llegado a alinear a nueve jugadores a la vez- de marear el balón y al contario, algo sólo posible gracias a un mayor rendimiento físico, el que hace que los centrocampistas corran 12 km. cada partido. Después viene lo de "tienen un imán en el pie", pero lo primero es correr.

Previamente, el técnico interino había cargado contra los árbitros, el argumento del débil cuando tiene que recurrir a argumentos fuera del campo. Atención: previamente. Parecía que se mascaba la debacle y había que recurrir a cualquier ayuda. ¿Y cómo se podía saber eso, si el partido todavía no se había jugado? Me llamaran de todo, pero cinco días antes del partido de Milán, la UEFA hizo un control antidopaje (sólo de orina, que esto es fútbol) y a una serie de jugadores de segundo nivel del equipo.
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¿Que hace ahí, inane ante su ordenador o dispositivo móvil de entretenimiento antes llamado teléfono? ¿Acaso no sabe que los chicos de tropela.net ya tienen abierta la participación para la París-Niza? ¿Se ha parado a pensar las implicaciones que tiene esto? ¡Debería avergonzarse! Venga, enfiladito a hacer su equipo, refrescar su euskera y ver como todos su corredores van sumando puntos y éxito para usted.