miércoles, 30 de enero de 2013

De mayor quiero ser luxemburgués


Marca del diablo y grifón de Luxemburgo, todo en uno
Hoy, siete meses después de su positivo, la Agencia Antidopaje del Gran Ducado ha comunicado a F. Schleck la sanción por su positivo en el pasado Tour de Francia. Lo ha hecho tras -al menos- tres aplazamientos, y lo ha hecho de una manera que a todos resultará familiar.

Para los paisanos de F. Schleck, que dado el tamaño del país y que la mayor parte son extranjeros se podrían calificar de familiares, el ciclista es merecedor de una sanción de sólo un año, cuando el reglamento indica para la sustancia enmascarante con la que dio positivo un mínimo de dos años.

No se conoce que F. Schleck haya colaborado con las autoridades, al contrario: sigue proclamando que es inocente, que no entiende el veredicto y que la sustancia entró en su organismo de una manera que desconoce, pero que desde luego es involuntaria. Un solomillo, mismamente.

La solución luxemburguesa para su hijo pródigo es la misma que aplicó España para su Alberto Contador en la primera fase del caso solomillo, y digo España con conocimiento de causa: no fue la autoridad competente, fue España, puesto que para eso el entonces presidente del Gobierno envió un SMS público apoyando la inocencia del corredor, un SMS que seguro que no influyó en la decisión del comité de sabios que impuso a Contador una primera sanción de un año.

Al corredor de Pinto tampoco le gustó demasiado lo que a todas luces, tanto en España como en Luxemburgo, es un flagrante trato de favor en interés de unos corredores especialistas en recibirlos por parte de las autoridades federativas y disciplinarias de sus respectivos países. Como son unos malcriados, todavía dicen que no están de acuerdo.

La actitud intransigente de Frank Schleck, al que su federación ya salvó de una manera increíble en el caso de los pagos a Eufemiano Fuentes, sólo lleva a una vía: la apelación de la AMA ante el TAS y los consiguientes dos años de sanción, que el corredor cumpliría el 12 de julio de 2014, a la considerable edad de 34 años, y tirándose dos años en blanco, porque al revés de Contador no ha podido competir desde su positivo.

A veces creo, y ejemplos no faltan, que los ciclistas están hechos de una pasta especial, especialmente a la altura del cerebro: te ponen un capote para lo que es un positivo de manual -en el Tour, justo antes de las etapas de montaña, tras una temporada cargada- se quede en un positivo light que le permita volver para una Vuelta con once finales en alto -y donde el mayor de los Schleck fue 5º en 2010, un logro pocas veces recordado- y no le parece suficiente.

Un análisis de la sentencia indica el pucherazo a favor de F. Schleck: sólo indican la cantidad de Xipamida en el organismo (tenía un hematocrito del 40%, punto 73) ya muy avanzada la sentencia, y a título exculpatorio (punto 83, 100 pg/mL), lo que produce vergüenza propia y ajena, especialmente porque se repite en boca de otro doctor/experto más adelante (punto 137). Por otra parte, resulta curioso ver que su sueldo estaba en 1´8 millones de euros por temporada (punto 114). Paga Luxemburgo, ya les digo.

 F. Schleck se perderá el Tour 2013, igual que se perdió el 2010 por caída en las primeras etapas, y el 2012 por el positivo. En 2011 fue tercero, algo que parece que ya no va a volver a repetir. Es un pésimo corolario para un equipo como el RadioShack, fundado para mayor gloria de los hermanos Schleck y con capital luxemburgués, y que en 2011 consiguió a última hora ganar el Giro de Lombardía con un gregario sin victorias tras un año muy negativo, y que en 2012 pasó lo de Bruyneel, lo de Fulgsang y lo de los hermanos Schleck, en otro año pésimo para lo que se ideó como un superequipo.

Ahora afrontan un 2013 con perspectivas muy bajas y con sólo dos corredores de nivel: Cancellara, que ya ha avanzado que pasa del Tour, y A. Schleck, cuyo rendimiento es una incógnita tras un año en blanco, y que salvo en 2009, sólo rinde en una única carrera en toda la temporada. O vuelve este año a su nivel habitual, o no se que será de un equipo formado para mayor lucimiento de los dos icónicos hermanos luxemburgueses.

Tampoco es que me interese mucho. A mí lo que me interesa es ser luxemburgués: 50.000 euros al año de renta media, la familia real apoyando a los deportistas, un equipo creado única y exclusivamente para el lucimiento de sus dos deportistas más famosos, y un sistema federativo y disciplinario al servicio de los intereses privados de la pareja Schleck. Me tengo que conformar con ser español, pero salvo en el caso de los dineros, tampoco es tanta la diferencia.
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"El problema del ciclismo (...) son los arrepentidos". Lo escribe Arribas, sin citar la fuente, bajo un titular inequívoco. La virtud, mismamente.
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(Relacionado con lo anterior) Según Basso, que no es ningún arrepentido y que entiende perfectamente las leyes del pelotón, "he recuperado mi dignidad". Hombre, sin decir ningún nombre, sin especificar ningún tratamiento, cumpliendo prácticamente la sanción máxima, con la famosa foto comiendo sandía....bueno, la dignidad de Basso está al mismo nivel que la de un verdugo, un concejal valenciano, un cacique gallego o un periodista español. El problema del ciclismo es que gente como Basso siga compitiendo, un problema que se soluciona con sanciones de por vida, damnatio memoriae y retirada de todo su palmarés. No hay otra solución.
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Otro Rabobank se une a la cascada de confesiones, en este caso el alemán Niermann. Es un caso curioso: ha corrido toda su vida en el equipo holandés (hasta 2012, cuando se retiró), pero dice que sólo hubo dopaje organizado entre 2000 y 2003. Por su parte, Pedro Horrillo mejora aún más esta versión y dice que nunca hubo dopaje organizado en el equipo, donde estuvo cinco años y donde también se retiró. Flecha y Freire, especialmente el primero que sigue siendo ciclista en activo, no quieren dar declaraciones. Sí, Flecha, el que habla con Arribas en el 60% de los artículos del otrora prestigioso periodista.

Por cierto, sobre la credibilidad de Horrillo, recordemos dos momentos señeros: cuando se opuso al pasaporte biológico porque "la UCI quiere hacer un banco de datos a saber con que fines", o cuando no vio la mafia de Bettini en la famosa etapa Ponferrada-Zamora de la Vuelta de 2008. Si alguien entiende las leyes del pelotón es el ciclista de Ermua, que para algo dio positivo en una de sus mejores actuaciones como ciclista, en la Flecha de Brabante 2007. "Los que se aburren", en una frase de que se debería tragar, también tenemos bastante memoria.
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Dag van Eslande, citado por Landis en su declaración a la Usada como médico dopador en el staff del UsPostal, era también inspector antidopaje.
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Dani Moreno, El Hombre, vuelve mañana de Argentina. Se ha pasado en el cono sur un mes, y encima le viene ¿de rebote? la capitanía del Katusha para un montón de carreras, porque ya ha dicho que el se queda en el equipo haga lo que haga J. Rodríguez. Con esa preparación austral, me imagino un año de gloria para el corredor de Móstoles con peinado de Chiclana. De la Frontera. 
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El golf es un deporte que se ha musculizado en los últimos años, algo a la vista de cualquiera. Como los biceps de Nadal. Ya saben de las relaciones del caído en desgracia Tiger Woods -¡pobre! sigue deprimido después de sus líos de faldas-, con un médico pillado cruzando la frontera entre Canadá y EEUU con un arsenal de drogas, por no hablar de la habitual propaganda en torno a la mejora de materiales para justificar esos pelotazos a cientos de metros.

Bueno, pues ahora el jugador del circuito PGA Vijay Singh, que pasaba por ser un estajanovista de su trabajo a sus 50 años, confiesa a Sports Illustrated que ha tomado sustancias prohibidas, en concreto un spray que tenía que aplicarse a la moderada dosis de ¡cada dos horas!. Y así, durante dos meses. Pagó por todo el tratamiento 9.000 dólares. Además, duerme bajo la influencia de "rayos" de colores, y se ha colocado inhibidores de frecuencia en muñecas y tobillos para anular la perniciosa influencia de los teléfonos móviles. Vamos, como Cristiano Ronaldo y su protector bucal.

A nivel oficial, la PGA sólo ha reconocido un caso de dopaje en toda su historia: el de Doug Barron en 2009. Cuando volvió en 2011 -después de que el organismo que regula el golf rebajase su sanción- lo hizo anunciando una droga a base de testosterona. Como John Bobitt haciendo pelis porno. El dopaje en el golf no existe, igual que en el tenis, el fútbol o el baloncesto.
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¡Esa reaparición que siempre se retrasa! ¡Esa rodilla juguetona! Aquí ponen que Mogwli ha pasado cuatro controles antidopaje en las últimas dos semanas.  
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(Relacionado con lo anterior) Estos días se desarrolla el vodevil del juicio de la Operación Puerto. Cuando pase algo interesante lo pondré. De momento, todo sigue el guión establecido, con una juez miembro de la Francisco de Vitoria haciendo méritos para la promoción jurídica.