domingo, 23 de septiembre de 2012

Un campeón del mundo merecidísimo


Del Mundial de Valkenbourg se esperaba mucho, y ha llegado en forma de un gran campeón coronado en su hábitat natural, una resolución de carrera para la historia de la carrera, un podio nobilísimo y la sensación de que la selección española ha ejecutado otro desastre: no se gana el oro desde 2004, que ya son nueve campeonatos del mundo de distancia.

En ese tiempo se han ganado clásicas monumento que nunca había ganado un corredor español, además de otros éxitos variados que han dado pie a algunos a calificar esto como la edad de oro del ciclismo español: será de oro, pero no de oro mundial. La carrera de hoy ha sido un buen ejemplo, perdida por mala cabeza, peor dirección y aún peor estrategia.

El Mundial es una carrera muy clásica: escapada del día neutralizada a tres vueltas de meta con el equipo español trabajando mucho con Lastras y Flecha, además de un Contador que iba a rueda mientras esos dos auténticos trabajadores hacían todo el trabajo. Por detrás perseguía Alemania y más tarde Bélgica.

Una vez reagrupados, apenas hubo ataques de entidad, sólo uno con Talansky Stannard, que debería estar prohibido porque entre ambos corredores se llevan 30 centímetros de diferencia: así no se va a ninguna parte. Todos parecían contentos con ver cayendo los km. y la resolución anunciada en el Cauberg acercarse poco a poco.

En esos kms. se vio a S. Sánchez sacrificarse -iba esquivando las pancartas con la cabeza, que es muy suyo- y también a Alberto Contador, porque de bien poco iban a servir con lo que se avecinaba. Eso sí, los comentaristas de RTVE ya vendían como éxito contar con seis corredores de nueve en el grupo cabecero de 46 unidades, como si el ciclismo se ganase a los puntos, o a ver que selección tiene más corredores delante, en vez de quien pasa primero por la línea de meta.

Es toda una mentalidad, ya lo verán. Incluso ya anunciaban el "éxito" a cinco km. de meta, con todo por decidir. Pues muy bien. Desde 2004 sin ganar el Mundial, a pesar de encabezar año tras año la clasificación UCI como mejor país y tener en repetidos años hasta tres corredores diferentes como número uno de la clasificación UCI.

Siempre pasa algo: despistes, el recorrido, lesiones, sanciones por dopaje -fenómeno indisociable de esta edad de oro del ciclismo sin oro en el Mundial-, el tiempo, el empedrado. Y este año no iba a ser una excepción. El excepcionalmente dotado para la decepción y la incapacidad Jose Luis De Santos, a la sazón seleccionador nacional, iba a hacer de las suyas.

Mira que Gilbert era favorito en la salida. Mira que era la rueda a vigilar. Mira que había que entrar bien en el Cauberg, con su famosa curva de inicio y el badén. Pues bien, ahí empezó la subida decisiva -y habían tenido hasta 10 oportunidades de ensayarla durante la carrera- y Bélgica empezó a tirar para el ataque de Gilbert.

Ahí no había ningún español. El único que entró bien colocado era Freire, pero no era el hombre para responder a un ataque de Gilbert. Hasta la ruinosa Italia dejó mejor colocado a Nibali gracias a la impagable labor de Paolini. De Santos, mientras tanto, pensando en las medallas: la de plata y la de bronce, las mismas por las que se salió a competir al inicio de la jornada.

Como en un Día de la Marmota repetido, Gilbert atacó donde y cuando se le esperaba: me da que alguien de Soria-Segovia-Las Lumbreras no ha visto las Ardenas de 2010 y 2011, o bien estaba cumpliendo sanción por dopaje. Ahí no había nadie de los nuestros: nadie. Gilbert se fue sólo, tímidamente perseguido en primera instancia por Boasson Hagen y algunos otros corredores, entre ellos un Valverde que miraba atrás disimulando.

En el llano a meta Gilbert tuvo tiempo de celebrar con cucamonas y aspavientos su segura victoria, que corona un palmarés que ya lo situa como uno de los grandes de las clásicas de todos los tiempos (2 Lombardía, 2 Paris-Tours, 2 Amstel, 1 Lieja, 1 Flecha Valona), mientras Boasson Hagen iba en solitario hacia la plata, con Valverde asegurando el bronce mirando atrás.

El sprint del pelotón fue para Degenkolb, que es muchísimo más que un sprinter y tiene 23 años, sobre Boom, A. Davis, Voeckler, Navardauskas, Henao -menuda temporada de neoprofesional- y Freire décimo. Evidentemente, a España le bastaba con el bronce, con el "pillar chapa" que decía Juan Carlos Garcia de TVE, como si fuese una banda de rumanos especialistas en robar cobre.

Hubo mucho de eso. En meta Freire -ocho veces entre los diez primeros de un Mundial, como Merckx y Zoetemelk- rajó de Valverde y el seleccionador ausente, diciendo que no se había cumplido lo pactado, al parecer todos para el en la última vuelta: "i miei compagni mi hanno lasciato solo", dijo a la RAI. Por eso Valverde miraba atrás: para disimular.

Valverde también dijo de las suyas, pero mejor no extenderse en alguien que todavía no ha reconocido una bolsa de sangre como propia, a pesar de haber sido sancionado. Muy contento con tener cuatro medallas en los mundiales: dos de plata y dos de bronce. Ninguna de oro. Freire también tiene cuatro: tres oros y un bronce. Así son los números.

El campeón cántabro, en una carrera que no era la suya, deja el ciclismo tras esta carrera. Su posición en el pelotón nacional nunca será ocupada, porque siempre fue un corredor atípico y ajeno a la tradición del ciclismo español, esa que tan bien encarnan Jose Luis de Santos y un periodismo que aplaude un bronce logrado por un corredor que tenía que haber estado a rueda de Gilbert, y no celebrando su enésimo puesto de honor.

Por su parte, Gilbert tiene un año para lucir el arcoiris, que esperemos que salga mejor que este 2012: parece que haya pasado la maldición de campeón del mundo por anticipado. El Lombardía, que este año se celebra el próximo sábado y todavía en septiembre, llama al campeón belga y un triplete en la carrera. Los campeones salen para ganar: es algo que Valverde ni De Santos comprenderán jamás. Por eso y por muchos otros motivos Gilbert es un merecidísimo campeón del mundo.
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De Ponferrada 2014 sólo llegan noticias hilarantes. El alcalde (y el líder de la oposición, tiene narices) están por Valkenbourg de vacaciones, donde les han dicho que nada de nada a su pretensión del Mundial para discapacitados en 2015, que se va al pueblo suizo de Nottwill: tiene lago y un centro de discapacitados. Ponferrada, por no tener, no tiene ni la carretera del Mundial.

Allí el alcalde del PP ha cargado contra el presidente de la Federación Española de Ciclismo y "sus nocivas declaraciones" (nocivas por ciertas), mientras su esbirro del PSOE ha tenido la desfachatez de añadir que "en un país democrático los acuerdos de Estado se cumplen y son los que generan la credibilidad en el sistema".

Pues no: en un país democrático se pueden corregir excesos como los del Mundial de Ponferrada. Es en una dictadura, que no se mueve por coste/beneficio, donde se sigue adelante ante una cosa tan ruinosa como esa. En una dictadura y en Grecia, la de los JJ.OO presupuestados en 2.900 millones, y que acabaron costando 13.000 millones: ese es nuestro referente, Grecia. No acabar como ellos. Por cierto, en un país democrático la oposición hace oposición, y no baila al mismo son que el Gobierno en estos asuntos.
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(Íntimamente relacionado con lo anterior) Madrid 2020 sigue achicando agua para mantener a flote una candidatura en la que nadie cree, salvo algún iluminado como el Yudoka Orensano. Esta es la penúltima vuelta de tuerca: vaciar el estanque del Retiro para la prueba de voley-playa. La noticia, escasamente crítica -como la inmensa mayoría de las informaciones de El País sobre este asunto- no dice nada sobre que habrá que adecuar todo el fondo, instalar gradas y todo eso para la competición. Bueno, dice que no se ahorra nada, pero se ganará en relevancia. Achicando agua del estanque.

Los dos últimos párrafos son de ciencia-ficción: la plaza de toros de Las Ventas cubierta, el fantasmagórico traslado del estadio del Atlético de Madrid, la "vivienda protegida"....¡ay! ¿Y la oposición? No existe. Con decirles que el tarambana de Jaime Lissavetzky -sobran las presentaciones- salió del debate del Estado de la Región hablando de la subida de tasas en polideportivos como aspecto más relevante de crítica al ejecutivo del PP, ese que gobierna Ayuntamiento y Comunidad con segundas filas, tras la renuncia de los cabeza de lista en las últimas elecciones. Sólo piensa para el deporte, como si no hubiese cosas más importantes en una región de 6 millones de personas...