martes, 12 de mayo de 2009

ANTONIO VEGA IS DEAD

El 28 de Marzo estuve viendo Antonio Vega en concierto. Me sorprendió lo bien que estaba, me sorprendió que tocase "lo mejor de nuestra vida". Cuando salí del concierto, llovía, y mientras esperaba un taxi, pensaba en si Antonio Vega era uno de mis artistas favoritos o no, y aún no sabiéndome responder, sí llegué a la conclusión de que, en mi caso, era un artista de momentos, momentos que no deben de ser extrapolados ni generalizados. Momentos simplemente, que, por el motivo que sea, tienen una importancia o un peso significativo, y que, por el motivo que sea también, quedan extrañamente relacionados con algo que, de modo más o menos tangencial, acontecía de manera simultaneamente a ellos por ejemplo, una canción que sonaba en un hilo musical, en una radio, que venía aparentemente sin motivo a la cabeza.... algo que al final te dabas cuenta se convertía en la mínima banda sonora de un instante, de una instante que pudo haber sido precioso o trágico y de ahí en adelante, en el recuerdo, iría inevitablemente unido al rumor de su banda sonora. 
Así ¿cuantas canciones de Antonio Vega se habían convertido en minúsculas bandas sonoras de momento, de recuerdos? Mientras las iba enumerando, llegó el taxi y mientras le decía a donde iba, perdí la cuenta, cuenta que hasta hoy no he recuperado.
El 28 de Marzo, después de salir de la sala en la que tocó Antonio Vega, al que en una cosa ocasión llamé el último yonkie romántico, fui tarareando, mientras llovía , una canción que esa noche había tocado y con la que, por poco habitual en su setlist, no contaba, y mientras la tarareaba, iba recordando de modo un poco más amable el momento al que acompañaba y en el que, por supuesto, estaba ella.