miércoles, 13 de febrero de 2013

Sangre de Las Madrigueras (del ciclismo)

Siempre invitan a la primera dosis
¿Se dopó Armstrong en su third comeback en 2009? La respuesta, evidente para cualquiera incluso con las evidencias de entonces -acabó tercero en el Tour con 38´5 años-, lleva aparejada otra pregunta, mucho más insidiosa, pertinente y acertada: ¿Por qué no se detectó? o, mejor aún, ¿Por qué no se hizo nada? Antes de empezar a desentrañar el asunto, hay que celebrar que el ciclismo esté empezando a plantearse estas preguntas.

Según la Usada, Armstrong iba igual de drogado que siempre en 2009. Sin embargo, Rasmus Damsgaard, un viejo conocido de este blog y figura peripatética de estos años oscuros, dice que no. El danés, el mismo que dijo certeramente a las 24 horas de conocerse el positivo-solomillo de Contador que "se ha hecho un Landis", era el encargado de los controles internos en el Astana de aquel año, y pretende salvar su ya mellada reputación profesional, además de echar un capote a la UCI y su pasaporte biológico. Por cierto, Contador también estaba en ese Astana.

La UCI, por su parte, ha vertido toda la responsabilidad en Michael Asheden, el famoso interpretólogo de la sangre, que validó y dio por buenos esos resultados. Por si alguien lo recuerda, Asheden fue el mismo que testificó en el juicio del TAS sobre el solomillo, y que afirmó que el pasaporte biológico "de níquel" del que presumia Arribas y Contador -por este orden, por favor- era más bien de chapa vieja y oxidada.

Ashenden se ha defendido de una manera virulenta. Y muy interesante. Ha solicitado que los otros miembros del panel encargado de interpretar los valores sanguíneos de los corredores (que se hacía al azar y respetando el anonimato de los mismos, algo imposible de creer) revisen de nuevo los datos -la decisión de dar por bueno el pasaporte biológico de Armstrong fue colegiada, y colegiada tiene que ser su revisión-, porque el ya no puede.

Ashenden se fue del panel de revisión sanguínea en 2012, y eso incluye una claúsula de confidencialidad de ocho años. Sin embargo, para defender su honorabilidad como experto, puesta seriamente en duda, no ha dudado en revelar el código secreto y anónimo de los datos de Armstrong (BPT374F23), una soberana tontería porque ya eran públicos desde hace años, como se comentó aquí.

No es el único sitio del que se ha ido Ashenden. No suelo comentar estas cosas por aquí, por asco y repulsión, pero creo que la UCI y no se quien más andan con una especie de comisión de la verdad, amnistía y comerse la polla mutuamente (perdón por la expresión, nada habitual en el blog, pero no encuentro una forma más gráfica y directa de expresarlo) que, como todas las comisiones de amnistía, lo que busca es meter todo debajo de la alfombra, no culpar a nadie, y que todo quede como estaba. En el ciclismo eso significa dejar a Riis, a Bruyneel, a Benjamin Noval, a Michel Rogers como aquí se dejó a Serrano Suñer.

Asheden formaba parte de ese teatrillo, el enésimo, pero se fue a finales de enero cuando intentaron meter en el coro de la autofelación a Armstrong. Como lo oyen. Por eso no sigo esas cosas, ni el movimiento (¡prietas las filas!) por el ciclismo creíble, que tras incorporar a Astana ahora tiene llamando a las puertas al Katusha. Conozco bien a qué han llevado sus equivalentes en política: cuando se hicieron (como en Argentina)  y cuando no se hicieron.

La UCI, que en teoría no tiene nada que ver con ese circo en el que están los conocidos payasos Vaughters,  Walsh o Boyer, ha emprendido una campaña de descrédito de Ashenden, publicando ¡nuevos datos! sobre los valores sanguíneos de Armstrong en 2009 y 2010, y que reflejarían que el experto australiano fue el único del panel que dio por "normales" los valores del americano.

La última vuelta de tuerca es que la UCI ha tenido que admitir que los valores sanguíneos de Armstrong previos al Giro 2009 nunca fueron suministrados a los ocho miembros del panel, por lo que el supuesto seguimiento progresivo que está en la base de la efectividad del programa estrella de la UCI jamás existió. Cinco días antes, McQuaid había afirmado lo contrario en el conocido portal de propaganda ciclista velonews.com

Es más, de esas nueve muestras de sangre, dos no fueron tomadas en consideración (las del 4 de diciembre y el 11 de diciembre de 2008) porque no se analizaron dentro de las 36 horas que da la AMA para su análisis válido a efectos de ser tenidos en cuenta como prueba. ¿Por qué? No lo leerán en ninguna parte, claro, pero es que por esas fechas el Astana estaba en Las Madrigueras (Tenerife), un lugar de entrenamiento ideal para todos los deportistas por la altitud, el clima, la laxitud de España hacia el dopaje y, al igual que el crecientemente popular Hawai, muy lejos de laboratorios antidopaje certificados.

Mientras tanto, los ciclistas siguen entrenando en el mismo sitio y la directora de la AEA luciendo abrigos de pieles en el juicio de la Operación Puerto. Gracias a este tipo de detalles, conocidos por trifulcas entre los miembros de la Mafia, es como vamos conociendo lo que hay de verdad y de mentira en este deporte. Gana lo segundo, por supuesto.
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Ayer declararon en el juicio de la O.Puerto Nozal, Beloki, Unai Osa y David Etxebarría. Todos por videoconferencia. Arribas ha compuesto una buena crónica de la jornada, trufada de cotilleos sobre la vida personal de cada uno de los testigos, un terreno en el que se mueve como pez en el agua.  Yo destaco dos cosas de la jornada: David Etxebarría diciendo que tenía un certificado de hematocrito del 52%, y Unai Osa diciendo que su director deportivo y equipo en  2004 -hay planificaciones suyas con droga de esa temporada- era Eusebio Unzue y el Illes Balears. Para el que quiera saber.
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Pablo Antón, que según Jaksche le obligó a firmar una declaración tras la Operación Puerto diciendo que en el equipo no había dopaje, está en el comité organizador de Ponferrada 2014, ese engendro.
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Este es el level playfield del periodismo nacional. Juanma Castaño, que allá por 2005-2006 elogiaba y defendía a Armstrong por doquiera con auténtica fe de creyente, y cuya creencia basaba sus raíces en los apóstoles Rubiera y Noval -de su misma región de origen, porque la fe mueve montañas, pero sobre todo las deja donde está-, se desmarca ahora con este tweet. 
Por poner un paralelismo que hasta este gijonés podría comprender,  Michelle Ferrari sólo dopaba a Lance Armstrong y el resto de pérfidos americanos, mientras los asturianos Rubiera y Noval iba a base de sidrinas, cabrales y mucho morro.
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El Comité del COI está discutiendo la situación del ciclismo.
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El otro día Nadal pedía desde Francia "más análisis", una fruslería que ha permitido a una estrella emergente del periodismo sanguijuela perpetrar una columna elogiando la actitud. Recuerden: esta vacante la plaza de periodista combativo con el dopaje. Sin embargo, Federer pide lo que hay que pedir: pasaporte biológico para el tenis, añadiendo que "no me han hecho ningún control de sangre antes del Open de Australia".