viernes, 14 de diciembre de 2012

El deporte español se homenajea. A su manera (y II)


Y al día siguiente Alejandro Blanco, que siempre intenta rehuir los focos y los flashes por su aversión al protagonismo, organizó un macroevento con motivo del primer centenario del Comité Olímpico Español, organismo que preside de manera ejemplar y movido por la modestia: simplemente quieren organizar unos Juegos Olímpicos para 2020.

Trajeron al presidente del COI, que fue agasajado y al mismo acosado para que de un empujoncito a la candidatura madrileña. Ahí estaba también la alcaldesa de la capital -que lo es por méritos propios y no por ser la esposa de quien es-, igual que estuvo el día anterior, asociando su imagen a la del deporte, y pidiendo dinero sin ninguna vergüenza.

Hay que intentar recrear la atmósfera del acto: entre antiguos presidentes del COE, alabanzas y ningún reproche ni pero, pidiendo dinero y presionando a Jacques Rogge para que se trague eso de que las infraestructuras están hechas, el apoyo social a la candidatura, la Marca España, la imagen-país y la contribución de España a los descubrimientos, al invento del submarino y al deporte, que de eso se trataba. Sin duda, el belga se llevó una buena imagen de nuestro país. España, año 2012.

Para rematar la jugada, también estuvo el heredero de la Jefatura del Estado, que interpretó un discurso a la altura del evento para cerrar los fastos y la gala. Quizás les falta un elemento para recrear la escena: fue en los Teatros del Canal, un horrible edificio plantado en medio de Madrid con una gama cromática propia de reestructuración industrial y que, carente de contenidos, monta desde mercadillos de saldos a óperas bufas, pero muy poquita cosa relacionada con la cultura.

"En un ambiente que me resulta muy familiar"...Así empieza el Príncipe Felipe, que reinará como Felipe VI, su discurso. "Un gran aniversario redondo: 100 años, el 1er siglo olímpico español. Y una fecha redonda elegida para esta celebración: el 12 del 12 del 2012. Para no olvidar, sin duda.". Sin duda: igual que los chinos inaugurando sus JJ.OO el ocho del ocho del 2008 a las ocho y ocho hora local. La numerología, que bonita es y cuanto dice del que cree en ella. Parece que mismamente el olimpismo.

A pesar de pertenecer a una conocida familia, prefiere remarcar que "pertenezco a una familia de olímpicos, no soy medallista, pero sí orgulloso abanderado en Barcelona donde junto a mis compañeros de equipo logramos con ilusión y esfuerzo un honroso diploma olímpico". Bueno, y en un deporte donde las decisiones arbitrales son decisivas. Y jugando en casa.

En fin, tras la propaganda personal, casi inherente a su posición en la configuración constitucional del Estado, pasa a la propaganda pura y dura: "es una ocasión magnífica para destacar la evolución y el papel que ha desempeñado el deporte en nuestro país a lo largo de los últimos cien años, su aprecio creciente en la sociedad, y su relevancia para la educación, la salud, la convivencia, e incluso para la economía."

Hombre, en los últimos cien años...y el deporte olímpico...ejem...lo que más chirría del discurso es eso de "aprecio creciente", aunque no tanto como los efectos positivos, cual aceite de oliva vendido casi como medicina, que atribuye al deporte. Le faltó la cohesión social entre las diferentes regiones del país, pero hubiese sido mal interpretado por esas regiones del norte que nos quieren mal.

Todo vale dentro de las propiedades mágicas y propias del Rey Midas que se atribuyen al deporte y, en particular, al olimpismo, que debe ser como la realeza del deporte: "auténtico movimiento cultural y filosófico que trasciende ampliamente la dimensión deportiva". Ya les digo que las palabras se oyeron en los Teatros del Canal, cuyo primer director fue el famoso payaso Albert Boadella, y cuya programación y concepción se dejan sentir hoy en día.

Poco a poco vamos llegando a lo que nos interesa, el deporte como eje central de la política de Estado de este país, porque "trasciende también su dimensión física, psicológica, y lúdica, para alcanzar un amplio grado de presencia e influencia social que llega a tener repercusiones profundas en el pulso de las naciones, concentrando, en ocasiones hasta extremos extraordinarios, la atención y la energía de personas de todas las condiciones."

"Repercusiones profundas en el pulso de las naciones". Naciones sin pulso, que decía Joaquín Costa sobre la nuestra. Nación de naciones. En fin, el mensaje esta bien clarito, ¿verdad? A ver si os vais enterando por el Norte (y también Gibraltar): en materia deportiva, sólo hay una España. Que es la central, pero esto es redundante cuando quien profiere estas palabras es el sucesor del jefe del Estado.

"El deporte es también, indiscutiblemente, un indicador del peso y del prestigio de un Estado en el mundo, por lo que se convierte en un fenómeno complejo y de gran trascendencia política, económica y social." Indiscutiblemente. Palabra de Borbón. Aquí se llegó a decir que teníamos que estar en el nivel de medallas olímpicas de Reino Unido o Francia, a pesar de las evidentes diferencias en todo, como si así también nos equiparasemos en el resto de cosas. ¿Cuales? Todas, claro.

Como ven, el deporte para este país va adquiriendo tintes de bálsamo de Fierabrás que todo lo cura: nuestros problemas de integración nacional, nuestros problemas de ser un país poco dado al trabajo, nuestros problemas de estar en la periferia de todo y creernos que estamos en el centro. "Soy español, ¿a qué quieres que te gane?", mientras nos reímos ante la cara de un alemán o un holandés (¡les ganamos el Mundial!) mientras disfruta de su sanidad, educación y pensiones públicas y de calidad.

"España es, sin duda, una potencia deportiva a nivel mundial". Sin duda."Nuestro país se ha consagrado en los últimos lustros como un miembro indispensable del “Olimpo deportivo” gracias al esfuerzo y la constancia de muchos hombres y mujeres —deportistas, entrenadores, preparadores físicos, médicos y personal de apoyo—, a nuestras capacidades y experiencia en la organización de grandes eventos deportivos, al apoyo de numerosas instituciones públicas y privadas y al diseño de programas y políticas que nos han llevado hasta donde estamos ahora" El subrayado es mio. Lo pueden relacionar con "los últimos lustros", claro.

El salto olímpico español a partir de Barcelona 92 se debe a una súbita mejora de la raza española. Antes íbamos acomplejados y con miedo, ahora vamos con la cabeza bien alta y, cuando nos preguntan por nuestro país, sólo extrañamos el jamoncito y las cañitas con los amigos. Aquí se cura el cáncer como en Houston, ¿lo sabían? Sí, también lo hacen médicos. Como con el deporte.

Con el debido respeto a la Corona y a la Fiscalía del Estado, me he sentido insultado como ciudadano con este pasaje: "Ahora se trata de que todo el inmenso bagaje deportivo de España (...) se conserve, en lo posible pueda crecer y, sobre todo, sea ejemplo y motivo de inspiración en otras dimensiones de nuestra vida nacional, para afrontar mejor y superar los actuales desafíos. Porque el esfuerzo, el sacrificio, el juego limpio, la solidaridad y el espíritu de equipo —los valores olímpicos—, junto a nuestras capacidades objetivas tantas veces contrastadas, son fundamentales para que España pueda salir pronto de la crisis económica que, en estos tiempos, frena nuestro progreso y dificulta la vida de tantas familias".

¡Saldremos de la crisis con los valores del olimpismo! Yo puedo entender hasta cierto punto que, en una clase de acto como este, haya que hacer una mención obligada a la crisis, porque si no la hace le criticarán por no hacerla, pero ¿por qué me parece un insulto? Apelar a los valores olímpicos con lo que está pasando -que en gran parte es desmontaje de algo que ya teníamos- y, especialmente, decir que hay que "conservar el inmenso bagaje deportivo de España" me parece un insulto a todos los ciudadanos.

¿Que incluye eso? ¿Los estados construidos y sin uso? ¿Los polideportivos en sitios que no tienen centro de salud? ¿Los médicos dopadores que tienen consulta de médico de cabecera en la seguridad social? ¿Ese es el "inmenso bagaje deportivo" que hay que conservar para que, remedando al Jefe de Gobierno, nos de gusto vernos en lo alto de un medallero?.

El discurso termina con un "muchas gracias". Quizás, para acabar con el retrato de fondo en que se ha pronunciado y su adecuado contexto socio-cultural-económico, viene bien indicar que hace poco se ha difundido que el Príncipe Felipe ve frecuentemente Punto Pelota, un programa deportivo hecho por y para subnormales, en una emisora de ultraderecha para la que la crisis no existe, simplemente porque gobierna un partido de su cuerda.

Esto es España, año 2012. Y este es el papel que desempeña el deporte en la sociedad.
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Nuevos descubrimientos sobre la testosterona, esa sustancia que llegó a contar con certificados médicos ad hoc (¡un saludo Landaluze!) y que, desde que se puede detectar si es exógena, ya no prospera tanto en el pelotón. Quizás esto tampoco favorezca su uso en el deporte: al parecer, altas concentraciones de testosterona (Kessler llegó a dar positivo con una tasa 81 veces superior a la permitida) favorece la honestidad. La honestidad.

Desde luego, deberían prohibir terminantemente la testosterona en el deporte.