martes, 30 de octubre de 2012

Se busca equipo desaparecido

La mejor victoria de 2012: el Giro 2011
A lo largo de la temporada todo un equipo ProTour ha desaparecido, y nadie lo ha reclamado: no ha sido por pérdida de patrocinador, ni por un accidente colectivo, aunque por detrás se intuye una de esas feísimas historias del ciclismo, un deporte tan dado a los movimientos de péndulo con determinadas formaciones. El Lampre no era un equipo dominador, pero acabar el año con siete victorias, y ninguna de ellas WorldTour, merece ser destacado.

El año ya empezó mal, con el anunciado fichaje de cuatro o cinco ucranianos sin mayor mérito, en base a un acuerdo con el país eslavo que supongo que tiene detrás la venta en ese país de productos Lampre: es normal que Vitaly Buts, Denis Kostyuk, los hermanos Krivtsov, Kvavuch y Sheydyk no hayan hecho nada, porque tampoco se esperaba nada de ellos, a pesar de ser el 20% de la plantilla.

Petacchi, que tiene 39 años, ganó tres etapas seguidas y sin rival en la Vuelta a Baviera, que suponen el 43% de las victorias del equipo: el joven Ulissi ganó otras tres carreras, por lo que entre dos corredores ganaron el 90% de las carreras; la otra victoria fue para Cunego, un corredor que siempre ha ganado al menos una carrera profesional desde 2002, pero que este año casi se cae de la lista.

El mejor resultado de la temporada es el cuarto puesto de Scarponi en el Giro, del que nadie se acuerda. Normal: el corredor ya sancionado por dopaje es parte central de la investigación de la Fiscalía sobre Michelle Ferrari, con el que mantuvo una entrevista en su mítica furgoneta donde, de buenas a primeras, el médico dopador le habló de bolsas de sangre y no seguir el ejemplo de Alberto Contador.

Siempre con problemas con la Policía
Y eso por no hablar de Bertagnolli, que este año estaba en plantilla y cuyas jugosas declaraciones en el informe USADA han dejado malparados a muchos compañeros de profesión, mientras decía que dejaba el ciclismo por una sanción a raíz del pasaporte biológico, aunque es difícil seguir la pista a este corredor politoxicómano que merece entrada aparte por su increíble trayectoria de sputnik.

Al margen de nombres particulares, lo que sorprende del Lampre es la caída colectiva de todo el equipo, salvo quizás los jóvenes (que no haya una generación perdida) Ulissi y Malori, y que ningún medio haya considerado el paupérrimo rendimiento del equipo -que el próximo año seguirá World Tour-, muy por deabajo del Saur, Argos, Euskaltel, Saxo o Ag2r.

No hace falta buscar muy lejos o levantar muchas piedras para encontrar la causa. El Lampre, uno de los patrocinadores más veteranos del ciclismo, está siendo investigado en el marco de la investigación iniciada en 2010 donde se ha demostrado que toda la plantilla -incluyendo ese Gavazzi que ha huido al Astaná, para tener el mismo destino que sus excompañeros- se drogaba a través de una farmacia de pueblo italiana.

No, si fe (fiducia) tenemos, pero en las sanciones de por vida...
De hecho, el propio Pat McQuaid, a la sazón presidente de la UCI, fue preguntado en la rueda de prensa por el caso Armstrong, sobre si su organismo iba a adoptar alguna medida preventiva a raiz de cómo iba evolucionando la investigación sobre el Lampre: recuerden que Scarponi se entrevistó con Ferrari antes de ganar en 2011 -Contador mediante- Giro y Volta a Cataluña.

La respuesta fue heladora: "son ciclistas ya muy viejos". No lo dirá por Cunego, que cumple 31 años, pero lo que se intuye con esta respuesta tan operaciónpuertesca ("tendrán sanciones cuando se hayan retirado") es que la UCI  no va a hacer nada, que le basta con que el equipo sea un zombie ambulante que toma la salida en las carreras para clasificarse los últimos invariablamente, incluyendo un Cunego que vino a la Vuelta a hacer turismo.

Era Zapatero, pero también tiene perro
En fin: que el Lampre haya cerrado la temporada con siete victorias de chichinabo a cargo de dos corredores y con el nivel de un equipo griego no extraña nada viendo la trayectoria reciente del equipo, uno de los focos eternos de positivos (¡un saludo a Caucchioli, apartado por el equipo en la previa del Giro 2011!) del pelotón. Ahora parece que sólo se dopaba el UsPostal, cuando el ciclismo propone eternamente ejemplos de equipos enteros que tienen un perfil de victorias y rendimientos similar a una montaña rusa. O ucraniana.
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El Sky, el equipo del futuro del ciclismo, no tiene mejor cosa que por medio de algún empleado, vender desde Girona la ropa usada del equipo por medio de eBay. Es todo tan cutre y gañán que debería vivir el gran Berlanga y hacer una peli sobre el ciclismo. Por cierto, también han largado a De Jongh (que dijo que se dopó brevemente en el TVM, y después fue limpio) y Sean Yates, demasiado vinculado al Motorola y Armstrong. Quizás algún día reparen en la figura de Michael Rogers....ah no, que ese es corredor y no aprietavolantes.
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McGee aprovecha la marejada y nos cuenta que su vida deportiva quedo malograda por culpa de los dopados ¡McGee! Estuvo sus diez primeros años de profesional en el Française des Jeux y los Madiot, siempre con aura de gran estrella, para fichar en 2008 y con 32 años con Riis: duró un año y se retiró.

Curiosa trayectoria para ir ahora de limpio. Vale que el FdJ no era una cueva de Alí-Babá, pero que sinvergüenza. Estuvo ganando sus cositas de crono en carreras menores francesas -venía de la pista, donde tiene algún titulo mundial que alguna vez lució en la bocamanga en ruta, sería la vanidad o culpa del dopaje de los demás, vaya usted a saber- y era absolutamente incapaz en la montaña, porque era pequeño, musculado y ridículo, como la mayor parte de los ciclistas australianos.

Cuando vio lo que había para sus características, se especializó en prólogos y escapadas, consiguiendo un extraño récord: líder de las tres grandes gracias al prólogo del Tour (2003), el del Giro (2004) y una escapada en Vuelta a España de 2005, sobre la que volveré. Un prologuista que venía de la pista y que ahora dice que no llegó a más por culpa de los dopados, donde no se incluye. Tremendo.

En 2004 le pasó algo, una transformación súbita: estuvo a un tris de ganar en Romandía (tres días líder) y fue al Giro, donde subió con los mejores escaladores. Es verdad que aquel Giro tenía etapas de montaña de risa, pero también Mortirolo y Gavia y cosas así, y aún así acabó 8º y sprintando en etapas de montaña. Todavía calentito, ganó la Ruta del Sur, que es una carrera montañosa. Si alguien se acuerda, llegó a tomar la salida en el Tour como un outsider, nunca mejor dicho. Tras ser cuarto en el prólogo, se puso muy malito con las caídas y abandonó a los pocos días. Curiosamente.

En 2005 intentó de nuevo el butrón: muy fuerte en Suiza -incluso ganó una etapa en fuga-, llegó al Tour para desvanecerse, pero en la Vuelta fue tercero en el prólogo y al día siguiente se coló en la fuga camino de Córdoba para alcanzar el liderato. Estuvo cuatro días de líder hasta la primera etapa de montaña.

A partir de entonces, jamás volvió a obtener un resultado fuera de su espacio natural: los prólogos. En 2008 fichó por el CSC, apenas compitió, y acabó cambiando el sillín por el sillón a los 32 años. Ahora va de limpio, cuando ha estado con Riis desde entonces, e incluso era quien llevaba el volante en la victoriosa cabalgada de Fuente Dé.

En Australia son muy mojigatos con el doping: todavía no han asumido lo de Allan Davis (que al contrario que Matthew White no ha sido expulsado del Orica) y mucho menos lo de Michael Rogers, pero parece que se van a tragar el cuento de McGee, que seguirá muy bien en el Saxo Bank y después se irá al Orica, que para eso es un equipo de integridad racial australiana, con algún toque picantón eritreo.
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Óscar Freire no busca excusas en el empedrado: "la culpa del dopaje es de los ciclistas". Como siempre, la entrevista abruma por la razonabilidad y entereza de las respuestas, utilizando la parte del león de los argumentos que desde siempre he ofrecido en este blog.
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Circula estos días por la red una imagen de Alberto Contador amordazado y maniatado, y no es un fake. Lo  sería si estuviese comiendo un filete, o leyendo un libro. Al parecer, el simpático corredor está haciendo un cameo en una serie de televisión de esas españolazas, de tan buena producción e ideas originales. Como carece de asesor de comunicación, aunque paga a Jacinto Vidarte por eso, es capaz de retratarse así.
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Andy Murray, que sólo ha empezado a ganar esta temporada (oro olímpico y USOpen), dice que el tenis debería aumentar las pruebas antidopaje para no caer en la misma espiral que el ciclismo. No se si lo dirá por el lesionado Nadal, o por el celiaco Djokovic, aunque quizás lo diga porque en 2011 sólo hubo 21 controles de sangre fuera de competición a tenistas federados.
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Gijón es una ciudad postindustrial en crisis perpetua, de la que ha querido salir con el espejismo de un gran evento deportivo, como tantas otras. En este caso ha sido una semifinal de la Copa Davis, cuyo simple canon de organización costó 1´2 millones de euros que se embolsó la Federación Española de Tenis. Pasados los fastos, de los que dudo muchísimo que cualquier aficionado al deporte se acuerde, sale el coste real: 400.000 euros de montar las gradas, y otros gastos paralelos todavía por computar. Ya se está cerca de los 2 millones de euros por tres días de evento.

Evidentemente, la Federación de Tenis vendió la moto -y siempre hay ayuntamientos que la quieren comprar, aunque petardee- consistente en "30 millones de euros de beneficio" a la ciudad. No ha sido así, y leer las explicaciones del concejal de Turismo, magníficamente retratado en la noticia, son de chiste, sino fuese porque es dinero público. Como siempre.