martes, 2 de octubre de 2012

La victoria que faltaba

Motos con las luces encendidas, la imagen típica del Lombardía
Que Joaquím Rodríguez salía en el Lombardía 2012 a por todas era algo evidente vista su temporada, que el año pasado fue tercero, su reciente cuarto puesto en la Milán-Turín -donde atacó para ganar- y que necesitaba sumar puntos para alzarse con UCI World Tour, la clasificación oficial de mejor corredor de la temporada.

Al ciclista catalán le bastaba con ser noveno en la prueba para repetir el notable éxito ya logrado en 2010; sin embargo, es mucho más codicioso ganar una carrera centenaria que jamás había ganado un corredor español -aunque los tres últimos años había habido tres corredores diferentes en el podio- y que, por sí sola, es la mejor victoria de un corredor que a sus 33 años y por muchos número uno que consiguiese, sigue siendo un corredor de etapas.

Baja la habitual lluvia de esta carrera -y eso que este año se ha adelanto 15 días en el calendario- y con la reintroducción del Muro de Sormano, una cuesta de cabras que se dejó de subir en los años sesenta, J. Rodríguez tenía un recorrido muy propicio para sus características en el que es, sin duda, el más pobre de los cinco monumentos del ciclismo, pero suficiente para sus características y trayectoria como corredor.

Coló en la fuga de salida a su paisano, amigo y gregario Alberto Losada, que ha competido esta temporada a un nivel inimaginable, como suele pasar cuando tu líder se sale. Cuando la fuga se disolvió subiendo el Muro de Sormano,  Losada fue el único que sobrevivió junto con Bardet, pero se quedó trabajando para su líder en todo el peligroso terreno hasta el Ghisallo, mientras el francés doblaba su ventaja.

En el descenso -se dice que el Lombardía se gana bajando- se cayeron los mayores rivales de la pareja del Katusha: Gilbert -ganador dos veces de la prueba, campeón del mundo hace una semana- y su gregario Ballan, además de Paolini, el experimentado corredor del equipo ruso. Fue más lo que ganó el Katusha que lo que perdió.

Subiendo el Ghisallo, atacó Kevin De Weert para después caerse en el descenso; con esos precedentes, el pelotón fue bastante tranquilo para jugarse todo en la subida a Villa Vergano, la cuesta de cabras introducida el año pasado y que sirvió de trampolín a la sorprendente victoria de Zaugg. Hasta ahí cerca llegó el impulso de Losada, realmente clave en la victoria de J. Rodríguez.

Kolobnev preparó el terreno para el ataque de su líder, que se fue en la cuesta que va incrementado porcentaje y haciendose cada vez más estrecha entre los chalets, una cuesta ideal para sus características como corredor. Nadie pudo reaccionar -han sido muy pocos y en contadas ocasiones esta temporada- y J. Rodríguez coronó con unos pocos segundos sobre Contador y los colombianos del Sky, la increíble pareja de Urán -ganador del Gran Piamonte dos días antes- y el aún más increíble Henao.

Sin embargo, la peligrosidad del descenso -en esas condiciones de lluvia, se baja mejor solo- y la falta de acuerdo entre los perseguidores se alió con la carrera que había interpretado tan bien J. Rodríguez, que pudo entrar en solitario poniendo, por fin, una gran victoria en su palmarés, porque la Flecha Valona siempre ha sido -por distancia- una clásica menor.

El sprint del grupo fue para S. Sánchez -tres veces segundo en la carrera, una vez tercero, nunca primero: el resumen de su carrera deportiva- sobre Urán, que a su vez también había sido tercero en la edición de 2008. Santambrogio del BMC salvó el honor del equipo, con Henao quinto (¡qué temporada, y de neoprofesional!). Es más: ha habido ¡siete! colombianos entre los 25 primeros, lo que sin duda es algo sin precedentes en una clásica. La nueva generación que viene de Colombia va a dejar pequeña a la de Lucho Herrera y Fabio Parra, por cantidad y calidad.

Por su parte, J. Rodríguez cierra la temporada como número uno del mundo y nada menos que diez victorias, todas World Tour: una etapa en Tirreno, dos en País Vasco, Flecha Valona, dos etapas del Giro, tres etapas de la Vuelta y el soberbio remate de Lombardía. Y mejor no hablamos de los segundos puestos que eran victorias, como la etapa con Rabbotini o la de Arrate con Valverde. Sin embargo, su temporadón será recordado por haber liderado diez días el Giro y perderlo en la última etapa,y por haber liderado la Vuelta ¡trece días! y perderla por un pésimo error de cálculo. Con que hubiese ganado una de las dos grandes estaríamos ante una de las mejores temporadas de un ciclista que se recuerdan: baste con decir que ha derrotado a Wiggins por el número uno, que este año ha ganado París-Niza, Tour de Romandía, Dauphiné-Liberé, Tour de Francia y JJ.OO CRI.
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Visto el éxito del Mundial, los organizadores de la Amstel Gold Race planean copiar el final para 2013, porque así habría muchos más candidatos a la victoria. Me parece muy buena idea: ya hay demasiados finales en cuesta en el calendario y, para que te gane Gasparotto, ya que gane cualquier otro corredor. Total, seguro que tampoco así será holandés...
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Eslovenia mon amour...también es casualidad que los dos nombres que se han rumoreado para maquillar la anemia del Euskaltel sean del mismo país. A saber que se traen entre manos la reina del Raval y su sirviente.
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Lo que merece una película es el deplorable nivel del periodismo y de El País en particular, que está atravesando una de sus peores épocas.
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¡Festival del humor con Ponferrada 2014! Miren el primer párrafo, propio de un fanzine anarka. Todas las declaraciones entrecomilladas vienen sin la fuente: como en un panfleto.Mejor aún es la iniciativa del alcalde de Cacabelos, uno de los pueblos más feos de España, y también uno de los primeros en quebrar, como pueden leer aquí: ha pedido que todos los ciudadanos de El Bierzo -la comarca que comparte con Ponferrada- donen un euro para garantizar la viabilidad del Mundial. En la comarca se cuentan 170.000 almas (incluyendo perros y gatos), y dudo que muchos quieren poner ese simbólico euro. En todo caso, la iniciativa recuerda mucho a la de Lola Flores, esa gitana defraudadora -perdón por la redundancia-, que también pidió una peseta a todos los españoles para que solucionasen sus problemas. Como si lo suyo y lo de ellos se arreglase sólo con dinero.