3 paquetes de galletas oreo
300 gramos de queso de untar
120 gramos de azúcar glas
500 ml de nata especial postres
100 ml de leche
1 sobre de gelatina neutra o 6 hojas de gelatina
Preparación:
Abrimos los paquetes de galletas y separamos algunas para decorar. Estas, si son mini, mejor porque quedan más bonitas. Separamos el relleno de la galleta y reservamos por separado.
Trituramos las galletas con la ayuda de algún electrodoméstico pequeño o metiéndolas en una bolsa de congelación y aplastándolas con un rodillo o un vaso de tubo. Mezclamos el polvo de galletas con 50 gramos de queso y con ello formamos la base de la tarta. Dejamos reposar en la nevera hasta que coja cuerpo. Recuerda que el molde tiene que ser desmontable para que no se nos rompa al ir a presentarla.
Mientras se enfría, vamos a preparar el relleno. Batimos la nata junto al azúcar con unas varillas eléctricas hasta que esté bien firme. Añadimos el queso, mezclamos bien y reservamos en la nevera tapado con papel film.
Calentamos a fuego bajo la leche y le echaremos la gelatina – si es en láminas, la pondremos a remojo previamente- para que se disuelva. Dejamos templar y mezclamos esta preparación con la nata reservada en el frío. Añadimos parte de las galletas trituradas, removemos bien y rellenamos el molde.
La tarta tiene que enfriarse durante más de una noche, por lo que tendremos que hacerla de víspera.
Desmoldamos antes de servir, decoramos con las mini galletas y llevamos a la mesa.
