miércoles, 15 de mayo de 2013

Sin fuerzas

Dos etapas en los Alpes Julianos, dos, y los corredores ya derrengados con el ecuador de la carrera apenas pasado. Y no eran etapas especialmente difíciles, pero ha habido hundimientos de órdago, ataques de favoritos a bastantes kilómetros de meta que acaban llegando, marcheta y mucho, mucho secundario. Esta siendo un Giro donde las etapas, una por una, están teniendo bastante vidilla, pero con un tono menor en conjunto, cuando las etapas van una detrás de otra.

El martes la carrera mostó al mundo un puerto impresionante por el que tienen que volver en el menor tiempo posible: en un escenario que parecía una maqueta de Ibertren diseñada por un naturalista, los ciclistas afrontaron el coloso de Cason de Lanza. Con una carretera estrecha tipo Mortirolo, y una bajada espectacular entre tributarios del Piave, el primer gran puerto del Giro dejó bastantes señales.

De entrada, se quedaron S. Sánchez (enlazó en la bajada, pero aún así acabó a 4´30" del ganador de la etapa) y Ryder Hesjedal, defensor del título y que ha tenido un rendimiento paupérrimo sin explicación aparente: quizás sea su auténtico nivel, al fin y al cabo es el ganador de una gran vuelta que, teniendo 31 años, jamás había hecho top-five en una grande. En meta se dejó 21´.

El ritmo no fue duro: a la marcheta del Sky y el Astaná, que también dejó por el camino al cacareado Fabio Aru, el enésimo joven predestinado italiano, supuestamente escalador, y que en el primer gran puerto de su vida en una gran carrera, se quedó a las primeras de cambio. Después mejorará, claro, igual que Armstrong pasó el Tourmalet en 1994 con los sprinters. Y perdonen la comparación.

En la fuga del día iban un nutrido grupo de 13 corredores donde había más rodadores -e incluso sprinters como Bennati o contrarrelojistas como Millar- que escaladores, que llegaron al último puerto con poca ventaja. Urán, lugarteniente con aspiraciones de Wiggins, atacó a ocho km. de meta, y nadie pudo ni quiso acercarse.

Es un hecho bastante inaudito en los últimos tiempos: un (semi) favorito que ataca antes de la "distancia de seguridad" que marcan los medidores de potencia, y que acaba llegando sin que nadie lo neutralice. Yo no daba crédito, y más teniendo en cuenta que alcanzó su ventaja máxima de 30" poco después, y la mantuvo hasta la meta.

Se movió Evans, también el viscoso Pozzovivo, y en el último tramo su compañero Betancur, el único que hizo hueco -y necesitó dos intentos- para ir a lograr otra vez su querido segundo puesto. Se quedó Wiggins, que hizo pareja con Intxausti -valiente y al ataque, para después quedarse- y perdió con los favoritos otros 37".

La general, después del debut del altiplano de Montasio, quedaba con Nibali de líder con 41" sobre Evans y el tercero, Urán, ya a 2´04", sólo un segundo mejor que su supuesto líder Wiggins. La etapa de hoy no iba a cambiar esto: es triste decirlo, pero la etapa de Florencia fue más significativa para la general, porque ahí Urán perdió un tiempo precioso por hacer de gregario, y estaría dentro del minuto respecto a Nibali.

El esquema ha sido el mismo: escapada numerosísima (19 corredores) en donde, por arte de magia o vaya usted a saber qué, no había nada que se pudiese considerar, ni siquiera aproximadamente como escalador. No, no considero a Cobo un escalador. Y eso que había un puerto de tránsito de casi 20 km. de ascensión, y una subida final de 7 km. Los favoritos, cómodamente en la marcheta del Sky sin movimiento alguno.

Salvo el valiente ataque de Gresch bajando, la emoción la puso el duelo entre Navardauskas -magnífico gregario Garmin, donde no anda nadie, y eso que han venido con el equipo de gala- contra Oss, no precisamente dos escaladores. Al contrario. El lituano se desembarazó al tercer intento del supuesto clasicómano italiano y alzó los brazos en Vajont, ahí donde hace 50 años una presa mal planificada hizo que un rebasamiento por desprendimientos matase a 2.000 personas del fondovalle.

Intxausti atacó en el grupo de favoritos y recuperó para la general 18" en dos kms., que demuestran actitud y ganas de hacer las cosas bien. No se por qué el Lampre lleva a Niemiec entre los diez primeros, ¿por si Scarponi pincha y tiene que darle su rueda? Si que se por qué el pelotón llegó a más de 5´de los fugados, de los que no consiguieron reincorporar a ninguno: no hay fuerzas. Y el positivo del francés Sylvain Georges indica que habrá menos, pero ese es otro tema.
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Nueva biografía de Sean Kelly, supongo que para mejorar la de Walsh en los ochenta, en la que defendía al irlandés de sus repetidos positivos. El título es lo más significativo: "Hambre", durante mucho tiempo utilizado despectivamente contra los irlandeses y que, por esas cosas del nacionalismo y el orgullo paleto, han convertido en una bandera de enganche. Quizás sean capaces de titular una biografía de Roche con algo como "1987: la mayor patata de la historia". Hambre, patata e Irlanda es una sucesión similar a mina, vaca y Asturias.