viernes, 10 de mayo de 2013

Intxausti, el rosa por un día

Hoy tiene las azafatas más cerca que en sus tweets
¡Otro día en el Giro sin cuesta final de cabras y otro día que ha habido una etapa más que decente! Esta vez el espectáculo venía por el recorrido, esa arma recurrente de la organización y que rara vez falla. Recorriendo la costa adriática de Puglia (en la bota imaginaria que es Italia, el talón de Aquiles) de sur a norte, los ciclistas dejaron atrás la tumultuosa Bari para acabar en un circuito en torno a Margherita di Savoia, enclave casi lunar rodeado de extensísimas salinas.

Es un pueblo que no puede crecer y por eso, extrañamente en Italia, crece en altura: por un lado tiene el mar, por los otros tres lados tiene una salinas que se extienden a lo largo de 20 km y que en algunos puntos llegan hasta 5 km tierra adentro. Por eso tienen un rascacielos (escala italiana, ojo) y la mayor parte de las casas de más de cinco plantas. Más al norte, Manfredonia, su dique y el promontorio del Gargano.

En la etapa hubo caídas y cortes, que pillaron a Wiggins. Es la sal de estas etapas. Fue curioso ver una persecución donde Astana tiraba por su lado, Quick Step por el suyo y el Sky por el otro que estaba libre. En el sprint no hubo color: Steegmans dejó magníficamente a Cavendish a 100 metros de la línea de meta, y ahí no hay ninguna posibilidad para nadie de los que están en este Giro.

El británico suma 38 etapas en grandes vueltas, y no tendrá más oportunidades hasta el sprint final de la última etapa en Brescia. Considerando que en el Giro la regularidad siempre va a un corredor que disputa la general, el iracundo sprinter no tiene muchos alicientes para seguir en carrera, pero ya ha acabado la gran ronda italiana en circunstancias parecidas, y todavía tiene que justificar su fichaje por el Quick Step. Veremos.

Hoy se ha disputado la típica etapa-encerrona del Giro, sin un km. llano por territorio de la Tirreno-Adriático: ni se ha metido en la gran montaña de los Abruzzos, ni han dejado de ver la costa. Una etapa como la que atufó al Sky el pasado mes de marzo, cuando Froome perdió la carrera de los dos mares por la combinación de estos factores nada innovadores del ciclismo: lluvia, descensos, carreteras estrechas, rampas cortas pero duras, unos valientes.

El Sky no ha aprendido la lección. Todo ha empezado a saltar a 15 km. de meta, con el Sky como equipo ya derrengado: inició la mecha Hesjedal, el dinamatador necesario, y que al revés que otros ganadores por accidente de grandes vueltas (Pereiro, Sastre) está haciendo una defensa de su título realmente elogiable. El grupo ya viajaba con miedo por las múltiples caídas, algunas tan absurdas como la de Jeanesson: debía hacer tiempo que no llovía por la zona de Chieti, porque el asfalto era pura vaselina.

Aún así, el francés se recompuso y pudo ser octavo en meta. En medio pasaron muchas otras cosas. Por ejemplo, la etapa fue para el experto australiano Adam Hansen, que venía de la fuga del día y que se vio muy favorecido por el desarrollo de la carrera:  el Sky paró el ritmo de fuga ante la caída individual de Jeanneson, no precisamente un corredor destacado ni una gran elección táctica, y su último compañero de fuga, el infausto Sella, se cayó en repetidas ocasiones.

Felicidades para el australiano, que el año pasado se papó las tres grandes acabando las tres, en la más pura tradición del Lotto, ese equipo clásico belga que alberga a otros auténticos titanes de la ruta como Kaisen -muchos años el corredor que acumula más km. fugado- o Reynes, que jamás acumulan puntos UCI pero que son imprescindibles para el equipo.

Al desfogo inicial de Hesjedal (con Scarponi) siguió Nibali, que también se cayó, pero peor aún fue la caída de Wiggins a 5 km. de meta: ya iba bajando muy mal en las peligrosas curvas de periferia urbana, y se ha dejado en meta más de un minuto con el resto de favoritos, que entraron a 1´15" de Hansen. En medio del tumulto, las caídas, el tiempo perdido, los favoritos presentes, a alguien le ha tocado un premio muy gordo.

Beñat Intxausti es la nueva maglia rosa del Giro, un honor al que aspiraba -ya era tercero de la general-, pero que le ha llegado un poco de sorpresa porque nadie esperaba que Urán se quedase atrás hoy. Apenas tiene 5" sobre Nibali y 8" sobre Hesjedal, por no hablar de los 16" sobre Evans (favorito para liderar mañana) y es muy probable que la túnica rosa solo le sirva para salir el último en la crono de Saltara de dentro de 24 horas, pero es un honor que marca una carrera.

A Beñat, muchas veces esperado -el año pasado estaba haciendo un gran Giro, hasta que le asaltó una de las famosas cagaleras de los equipos de Unzue- y con 27 años, este éxito le tiene que servir de acicate para su carrera: en este Giro y en la suya personal, por no hablar del ciclismo vasco. En los últimos 20 años sólo Indurain, Olano, Q. Gutiérrez, JC Domínguez (estos tres por un único día), Contador, Arroyo y J. Rodríguez han vestido el maillot del líder en Italia.

Que lo disfrute tanto como yo lo he disfrutado hoy.
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Si que tiene guasa lo del "corredor secreto" y los falsos rumores sobre el inminente positivo de un ganador de grandes vueltas. Hasta la radiotelevisión pública belga se hace eco esa mierda de columna australiana.
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Una noticia magnífica: el presidente del Comité Olímpico Alemán optará a la presidencia del COI.  Tiene serias opciones de obtener el puesto, incluso sin entrar en las complejas y engrasadas (por sobres) diplomacias olímpicas. La noticia es magnífica por lo que significa para España: en Alemania es donde más abiertamente se habla del paraíso del dopaje que es este país. Me imagino a Thomas Bach ganando en la reunión del COI en Buenos Aires y al mismo tiempo enviado al garete a #noaMadrid2020....¡eso si que sería un evento olímpico!.
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La rueda, reinventada.  Con el boom de la bici y el ciclismo hay todos los días un montón de nuevas cosas relacionadas con inventos y nuevos aparatejos, pero este parece realmente serio. Habrá que esperar y ser cautos, porque algo que lleva funcionando sin apenas innovaciones desde hace dos siglos (me refiero a las ruedas de radios) es porque es muy bueno e inmejorable. Como el libro de Guttemberg, que lleva así 600 años.